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Resurge la moda en Cuba gracias al emprendimiento privado

El emprendimiento privado ―que ya emplea a más de medio millón de cubanos― trajo de vuelta a los modistos en pequeños talleres que rescatan tradiciones culturales del vestir en el trópico.


Este artículo es de hace 6 años

La moda en Cuba se vio fuertemente azotada durante la década de los 90 por la crisis económica que sufrió el país luego de la caída del Campo Socialista. Con los nuevos emprendimientos privados, ésta ha venido ganando un auge en los últimos años.

No obstante, la moda en la Isla ha continuado enfrentando las limitaciones económicas y trabas burocráticas en el país, lo que supone un freno a la creatividad y un encarecimiento notable de las piezas de confección artesanal.

Entrevistado por AFP, el modisto cubano Jesús Frías dijo:

"Decididamente para nosotros es prioritario la ropa utilitaria. Sería una locura pensar que podamos hacer, aún teniendo los recursos, lo que puede hacer París, Londres, Milán, porque la sociedad nuestra es totalmente diferente".

Sobre el freno que supuso el Período Especial en el cultivo de la moda ―entonces bajo los estrechos límites de la industria estatal― comentó Frías:

Con "la depresión económica la industria textil prácticamente desaparece, las prioridades eran otras, hay que ser razonable, la prioridad era sobrevivir".

"La crisis de los 90 casi borró cierto auge que había ganado la moda bajo los estrechos límites de una industria estatal, una vez que venció frenos ideológicos que la consideraban una frivolidad capitalista en una sociedad socialista", añadió.

En los años más complicados del Período Especial las llamadas tiendas de “ropa reciclada” o “ropa de segunda mano”, resolvieron las necesidades del cubano, que las rebautizó con el nombre de “shopitrapo” o "trapishoping".

El emprendimiento privado ―que ya emplea a más de medio millón de cubanos― trajo de vuelta a los modistos en pequeños talleres que rescatan tradiciones culturales del vestir en el trópico.

Sin embargo, uno de los problemas que enfrentan es que pertenecen a una asociación de artesanos que se encuentra bajo el amparo del Ministerio de Cultura, y ello les permite hacer pequeñas pero limitadas importaciones de materiales a precios mayoristas, que acaban resultando insuficientes para sus fines.

En el mercado local (estatal) los materiales son escasos y caros, lo que dificulta su acceso y eleva el precio final de la prenda.

No obstante, los modistos continúan tratando de hacerse un espacio en el gusto por el vestir de los cubanos a través de esporádicos desfiles y eventos como la Semana de la Moda de La Habana, que ya va por su tercerca edición.

La otra opción, seguida por muchos, es la venta clandestina de ropa que llega a Cuba en equipajes aéreos, desde Miami, México, Quito o Panamá, con una oferta más variada y económicas que las estatales y la artesanal.

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