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Vicepresidente de la Uneac: "El reguetón es el cáncer de la música"

Pedro de la Hoz asegura que el reguetón es un género que "refleja los peores instintos humanos y musicales", pero cree que no hay que prohibirlo.


Este artículo es de hace 6 años

El vicepresidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Pedro de la Hoz, ha asegurado en una entrevista que "el reguetón es el cáncer de la música". Además, ha aclarado que él diferencia el reguetón del hip hop, que tiene "zonas muy interesantes de la creación", como por ejemplo, el grupo Calle 13 de Puerto Rico que ve como "un paradigma de cómo debe ser la música urbana". En su opinión, el reguetón es una música que no es sólo "banal" por lo que dice sino porque "musicalmente es muy primario, tiene un nivel de elaboración muy bajo y un nivel de soluciones muy previsble".

A la pregunta sobre qué le parece la pérdida de valores que retrata el reguetón, De la Hoz recalcó que "la música no es la culpable, sino un reflejo de los valores que se han ido regresando en Cuba producto de ciertos desgastes, de influencia foráneas, del desespero o la insatisfacción de determinados sectores de la juventud cubana, de ver que no se resuelven los problemas que ellos piensan que se debían resolver a más corto plazo".

También señaló la precariedad material con que han vivido los cubanos en las últimas dos o tres décadas, después de la caída del campo socialista y del "recrudecimiento" del embargo, más el mal necesario de introducir "bolsones" en la economía cubana para dinamizar la fuerzas productivas, para evitar el quiebre material del sistema lo que, en su opinión, ha llevado a que "ciertos sectores de la sociedad cubana" reflejen "determinados valores en el reguetón".

De la Hoz apunta además que los valores que se le critican al reguetón pueden verse también en otras áreas de la música popular cubana. "No hay que olvidar que hubo una zona de la salsa de los 90 que era tan execrable en contenidos como el reguetón. Lo que pasa que aquellas tenían cierta elaboración musical y el reguetón lamentablemente no lo tiene".

El también periodista cultural del diario oficialista Granma insiste en que la mayoría de reguetoneros reflejan "esa crisis o falta de valores" hablando de "dinero fácil, sexismo, racismo, la visión horrible sobre la mujer y el facilismo total". En todo caso, aclara que ésta no es una corriente predominante aunque parezca que lo es. De hecho, considera que es más una tendencia "levantada por ciertos medios" porque él es testigo de que en Cuba "hay un movimiento jazzístico tremendo, un movimiento extraordinario de la música de concierto, la salsa se está reiventando a partir de otros valores", Cita como ejemplos a Alexander Abreu y al propio Isaac Delgado, "que ha regresado con otro tipo de cosas". "Hay una diversidad que tal vez no se advierte tanto dentro de la propia Cuba".

El vicepresidente de la Uneac resume que "el reguetón es un género que refleja los peores instintos humanos y culturales", pero cree que en estos casos sólo hay que hacer una crítica justa de estos fenómenos. "Prohibir, denunciar... no es la solución". "Hay que exponer las cosas y dar valor también a otras cosas. Por ejemplo, la trova sigue teniendo un movimiento interesantísimo en Cuba. El problema está en cómo visibilizarlo. Eso es un reto que nos corresponde. Cómo hacer visibles las otras opciones, cómo hacerlas interesantes a la luz de todo el mundo".

Pedro de la Hoz está convencido de que la batalla fundamental contra la pérdida de valores del reguetón pasa por la escuela, "por la capacidad que aún no tenemos de inculcar patrones estéticos. No imponer gustos, sino dar herramientas para la valoración crítica de la realidad cultural a los niños y a los adolescentes. Eso es un reto. Eso es una preocupación permanente que la Uneac lo tiene en el número uno de su agenda", concluyó.

Invitado al coloquio Cultura contra el fascismo, visión desde Cuba y la solidaridad, que se celebra en Valencia, Pedro de la Hoz situó el principal problema de la cultura cubana en el desafío de renovar un discurso identitario "en medio de una crisis universal que afecta también a Cuba". Se trataría de discernir "cómo seguir siendo cubanos, con un discurso independiente y emancipador en medio de corrientes en el que el mercado es una doctrina, donde el individualismo se impone cada vez más por encima de los intereses colectivos y donde hay muchas seducciones que son pasajeras pero `pueden hacer pueden mermar los proyectos utópicos".

De la Hoz resume que el gran desafío de la cultura cubana es "seguir alimentando la utopía sin concesiones y al mismo tiempo alimentándola de acuerdo a los tiempos que corren".

Falta de libertad creativa y de prensa

Consultado sobre la falta de libertad creativa y de prensa, De la Hoz dijo que se trata de "una vieja matriz que ya no tiene prácticamente ningún asidero porque a diferencia de otros proyectos socialistas, como fueron los de Europa del Este o en Asia, si algo ha habido en Cuba es libertad de creación. La libertad estética se ha garantizado como en ningún otro proceso. La libertad de expresión tiene otro tipo de componente porque habría que ver qué se entiende por libertad de expresión. Si es un modelo de prensa único, si es un tipo de prensa social. La prensa tiene que ver con el tipo de democracia que se quiera construir".

Según explicó, la democracia de Cuba es participativa, lo que se debería reflejar en una prensa más participativa. Pero en su opinión, hay dos problemas: "Todavía el modelo de democracia participativa cubana (que a él le parece muy superior al de la democracia representativa), no es un modelo acabado, es un modelo con muchas aristas por definir y con muchos cabos sueltos. Habrá que ir construyéndola porque también es una experiencia inédita en el mundo".

Ese nuevo modelo de democracia participativa habría que combinarla, según De la Hoz, con un tipo de prensa mucho más participativa, más abierta, donde se defienda más la diversidad y la pluralidad y donde el lector, espectador u oyente, tengan una mayor participación "consciente".

El periodista ha criticado asimismo a las matrices de información que ofertan información a la carta, prometiendo un menú variado, "pero al final son dos platos nada más" y la audiencia termina "comiendo lo mismo".

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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