Ricardo Fernández Estrada forma parte del exiguo grupo de personas en Cuba que se dedican a afinar pianos.
Si singular es su oficio su desempeño se reviste de un mayor esfuerzo pues Ricardo nació con una miopía degenerativa congénita que, unida al posterior desprendimiento de retina en ambos ojos, le hicieron perder la visión.
"Yo no puedo decir que yo soy el mejor, no, los hay mejores que yo (..) pero bueno estoy entre esa pléyade" reconoce este camagüeyano de 70 años que se ha dedicado al oficio por más de tres décadas.
"Cuando yo comencé mis estudios como afinador de piano, yo comencé a aprender el movimiento en el piano como si fuera ciego, porque había que definirse: o se veía o no se vía, y es un trabajo para el futuro", eso le hizo desarrollar tal destreza con sus manos como para que su pérdida de visión no representara una limitación para continuar el oficio que empezó hace más de tres décadas.
Miles de pianos, en casi todo el país, han pasado por sus manos, algunos de los más reconocidos músicos cubanos como Chucho Valdés y Gerardo Alfonso.
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