Un tanque de plástico que contiene agua potable y clorada es trasladado sobre una pequeña bicicleta por varias poblaciones rurales en Bayamo, municipio de la oriental provincia de Granma.
Se trata de los llamados “aguateros”, vendedores por cuenta propia de este preciado líquido, difícil de obtener en las zonas más afectadas por la sequía en Cuba.
Los aguateros compran el agua por tanques a una pipa estatal a un coste de 2.00 pesos en moneda nacional. Estos son transportados de puerta en puerta y revendidos a la población en 12.00 pesos en moneda nacional.
Quienes no necesiten un tanque entero, pueden comprar el contenido de una cubeta de plástico por separado a 1.00 CUP.
La opinión generalizada entre los pobladores es que, aunque el gasto de adquirir agua diariamente puede resultar un golpe fuerte para el bolsillo de una familia trabajadora, los aguateros son la única opción viable si garantizar el abastecimiento del líquido se trata.
“Gracias a ellos uno está ‘más o menos’, porque el Estado no te pone pipa”, lamentaron los vecinos, quienes aseguran que pueden llegar a pasar hasta un mes sin disfrutar del agua corriente por las tuberías.
Contradictoriamente, la prensa oficialista celebró a finales del mes pasado el supuesto fin de las condiciones de sequía que afectaron a la Isla durante los últimos dos años. Según el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, en 2017 se registraron promedios nacionales por encima del valor histórico anual.
El promedio nacional de precipitaciones fue de mil 527 milímetros (mm), equivalente al 114% del valor histórico anual. En las tres regiones del país llovió por encima de los valores habituales: en oriente reportaron mil 457, igual con un 114% de incremento.
Un informe estatal señaló que los acumulados pluviales superaron las medias históricas en un total de 143 municipios, y en ninguno resultaron inferiores al 50%.
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