La contaminación en el litoral norte de La Habana continúa generando preocupación entre habitantes y visitantes de la capital cubana. Además de la significativa cantidad de petróleo existente en la Bahía, otras costas a lo largo de la ciudad sufren las consecuencias de la actividad humana.
Según recoge un reportaje de Martí Noticias, los pescadores y vecinos que frecuentan la bahía habanera coinciden en que es “una locura” bañarse en sus aguas -práctica común entre los jóvenes ociosos- debido a la enorme cantidad de desechos sólidos y petróleo vertidos en esa zona.
“Petróleo y mucha basura, jabas, ofrendas a las deidades, pomo y latas”, enumera uno de los entrevistados, quien acude habitualmente a la bahía a pescar. Conociendo el nivel de contaminación existente, el hombre prefiere continuar con la pesca porque la zona “es donde más peces hay en toda La Habana desgraciadamente”:
Más al oeste, a la altura de la calle 70 en el municipio Playa, el agua se ve limpia a simple vista, pero en el fondo se pueden encontrar prendas de vestir, monedas, y piezas de cerámica que una vez acogieron las cenizas de algún fallecido.
Vecinos y aficionados al buceo tratan de mantener higienizada la costa, pero las acciones de los visitantes son difíciles de controlar. “Mucha gente viene a hacerse su limpieza”, explica uno de los buzos.
Los creyentes que acuden al litoral “rompen sus ropas y la tiran al mar. Incluso se han encontrado animales muertos, sobre todo aves”, señaló otro entrevistado.
Desde hace varios años, buzos cubanos agrupados en el proyecto Mar Limpio se reúnen periódicamente para sanear distintas áreas del litoral, en especial la Bahía de La Habana, reportada hace décadas como una de las zonas más contaminadas.
El ciclo de limpieza consiste en extraer toda la basura que hay en el mar a través del trabajo individual de los buzos. Estos recogen los desechos, luego se llevan a la orilla, se clasifican y se depositan en los carros de Comunales.
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