El albergue donde se encuentran los cubanos y el resto de los migrantes que permanecen en las Peñitas, Panamá, es prácticamente inhóspito. Hacinamiento, suciedad, poca agua para tomar o asearse, decenas de niños en riesgo de enfermarse y hasta de morir.
Ante esta situación, la desesperación inunda a todos los que allí permanecen, luego de atravesar la selva centroamericana del Darién.
La cubana Lisandra Pérez Molina, quien hace un mez dio a luz en medio de la selva, se encuentra en este alberque de migrantes. "Mi niño es panameño", dijo.
"Mi niño tiene derechos aquí y nosotros los padres también tenemos derecho. Nosotros ya pedimos refugio, ¿entonces qué esperan para sacarnos de aquí?", agregó.
Al pequeño Darién -como le pusieron al bebé en relación con la selva donde nació- se le puede ver durmiendo en una casa de campaña en el suelo, condiciones que en ningún caso son aptas para un menor de edad.
Según cifras oficiales, más de 4.000 cubanos se encuentran en México con el fin de solicitar asilo político a las autoridades estadounidenses. En medio de la gran crisis migratoria que se ha desatado en Centroamércia, los cubanos son un eslabón fundamental, aunque también africanos y haitianos.
Venize Felizor, migrante haitiana y madre de un pequeño, lleva dos meses en el mismo albergue y dice que es "muy duro estar ahí", ya que hay peligros, enfermedades, mueren personas. Incluso, según cuenta, teme perder a su hijo.
Por su parte, José Samaniego, jefe de brigada Senafront, alerta a loa migrantes del gran peligro que es la selva por la que hacen la travesía.
Hace unos pocos días, 34 migrantes cubanos solicitaron asilo político a la Oficina Nacional para la Atención de Refugiados (ONPAR) de Panamá y, en caso de que su petición sea aprobada, podrán “mantenerse en el territorio panameño bajo la condición de refugiados”.
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