La selva panameña del Darién es desde hace años la ruta para miles de migrantes irregulares que arriesgan sus vidas para llegar a Estados Unidos.
Según AFP durante los primeros meses de 2019 pasaron por esta travesía selvática al menos 7.724 adultos, el triple que hace un año, y 1.141 menores de edad; es decir, el doble que en el mismo período de 2018.
Entre ellos está el cubano Adniel Góngora, que ya se encuentra en Panamá. "Yo la pasaría 300 veces con tal de no vivir en el comunismo", afirmó.
En los densos bosques del Darién han muerto cientos de migrantes a manos de coyotes y mafias criminales, pero también ha sido el escenario de nacimientos. Allí, el pasado 14 de abril, nació un bebé cuando sus padres cubanos se dirigían rumbo al territorio estadounidense.
El bebé, llamado Darién, y sus padres recibieron el estatus de refugiados por la agencia de la Naciones Unidas, ACNUR, y decidieron establecerse a vivir en Panamá.
Sin embargo, muchos migrantes también mueren en su paso por la selva, mientras que otros sufren robos y violaciones.
Según fuentes de seguridad panameñas los indocumentados atraviesan la selva en grupo, algunos conformados por familias enteras que escapan de la pobreza, la persecución política, la falta de oportunidades o por los efectos del cambio climático en sus países.
"Llegan mal alimentados, desnutridos, deshidratados, a veces sin dinero y asediados por los traficantes", dijo a la AFP el director del Servicio Nacional de Fronteras, Eric Estrada.
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