Un cubano que recibió asilo político en Estados Unidos relató su estancia en un centro de detención de Lousiana como "un infierno" y dijo que para lograrlo tuvo que soportar violentas manifestaciones de racismo por parte de las autoridades estadounidenses.
Dixan Hernández, que estuvo siete meses en detención en un centro de ICE en Lousiana, recibió la ayuda de una hermana que viajó a Cuba a recopilar las pruebas que presentaría frente al tribunal que le otorgó su asilo, según narró en un video publicado por el periodista Daniel Benítez.
“Tuve la suerte como si fuera una lotería de poder ganar mi asilo político, porque los jueces no dan oportunidad ninguna, solamente deportación” aseguró el joven, que fue liberado a comienzos de este mes.
El distrito de Lousiana es tradicionalmente difícil para el otorgamiento de asilo político y varios casos de cubanos han sido denegados en los últimos años, a pesar de la documentación presentadas ante los jueces de inmigración.
Comentó que quienes toman las decisiones no tienen en cuenta cuánto peligro puede correr una persona en su caso al regresar a Cuba deportado.
Hernández comparó su estancia en esa instalación federal con "un infierno", debido al trato inhumano de las autoridades.
Aconseja que se demuestre el miedo creíble y que puedan presentarse todas las pruebas posibles, “y que soporten y aguanten, aunque haya racismo”.
Agregó que los oficiales de inmigración en este tipo de centros tratan a los detenidos como “un perro”
“Los oficiales y los que trabajan allí nos maltratan, nos tratan con indiferencia como si fuéramos animales. Es una experiencia muy triste”, comentó en su intervención.
Para este joven lo que viene ahora es buscar la tranquilidad en su vida, trabajar y agradecerle a Estados Unidos por creerle su testimonio.
Sin embargo, su caso no es el mismo de otros que también se encuentran en el centro de detención para inmigrantes de Louisiana.
El reportero Benítez también compartió el testimonio de una joven cubana que tiene a su esposo detenido en el mismo lugar y no ha podido comunicarse con él por más de una semana.
“Tengo pruebas, todos los documentos. Por favor, esos jueces de Louisiana, que tomen en cuenta, que vean los expedientes que no digan no por decir no”, pide la joven.
Se queja que su esposo no tenga derecho ni a fianza, sin embargo algunas personas que han violado niños si lo tienen.
“El que está ahí no es un delincuente” dice desesperada.
A su vez se pregunta: “¿Dónde están las leyes? ¿Dónde están los derechos humanos en este país? ¿Dónde están las personas que tienen que ir a ver los tratos en esa detención? A un perro lo cuidan mejor que a un emigrante”.
No son las primeras denuncias que se reciben de este centro de detención de ICE en Louisiana.
Allí un cubano se quitó la vida en septiembre del año pasado mientras estaba “castigado” en aislamiento por protagonizar una huelga pidiendo un traslado de centro.
“No pudo más, no aguantó tanta desesperación”, le dijeron otros cubanos detenidos a sus familiares.
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