Un breve video sobre las pésimas condiciones higiénicas en el Hospital Docente Roberto Rodríguez de Morón, Ciego de Ávila, ha reanimado el debate sobre la salud pública cubana en las redes sociales.
Una mujer, al parecer trabajadora de la instalación, grabó un breve video en el que muestra un pasillo donde las cucarachas caminan a sus anchas y hay un tragante del que sale agua con excrementos.
“Mierda, mira cómo sube el agua esa ahí; mira pa’ aquello, cómo burbuja toda el agua aquello”, se le escucha decir.
“Una sala que todavía no hace tres meses que la repararon”, añade otra.
“Mierda y cucarachas”, agrega la primera.
La falta de higiene y las pésimas condiciones materiales de los hospitales cubanos son una triste realidad para el pueblo cubano desde hace años.
La insalubridad, la negligencia y el abandono pululan en los centros asistenciales de la Isla, de la mano de la desidia de las autoridades, que hacen muy poco para solucionar los problemas.
La población, sin embargo, no se acostumbra a esta crisis sanitaria y constantemente afloran en las redes sociales las denuncias de la suciedad, la falta de recursos y el maltrato en los hospitales cubanos.
Esta es la realidad de muchos centros hospitalarios en la Isla. En agosto, el cubano residente en Holanda Antonio Rossi denunció la situación del Hospital Maternidad Obrera, de Marianao, que presenta unas condiciones higiénicas espantosas.
Según le contó un amigo cuya esposa estuvo ingresada allí, el vertedero era el único lugar con agua en toda la sala, donde las auxiliares de limpieza botan el agua y friegan los trapeadores; en la bañadera había coágulos de sangre de otras pacientes y como puerta del baño solo había un nylon negro atado a una estructura metálica para ofrecer “privacidad” a las personas.
Similar panorama presenta el hospital Mártires del 9 de abril, en Sagua la Grande, Villa Clara. El 11 de agosto, el usuario de Facebook Alexander Rodríguez compartió en su cuenta varias fotos de los baños de la sala 1B, donde coinciden deshechos biológicos, orine, heces fecales, puertas casi derrumbadas, agua por el suelo, sarro en los servicios sanitarios; todo ello “adornado” por un pésimo olor.
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