En principio la educación en Cuba es gratuita: no se cobran las matrículas, ni lo libros, ni un importe mensual o anual por recibir clases. Y hasta ahora el precio del seminternado (el derecho a comer en la escuela) es módico.
Ahora bien, es indudable que desde que se eliminaron de las escuelas cubanas las meriendas que daba el Estado hasta finales de los ochenta ―quién se acuerda ya de los refrescos de botella, los masarreales o las torticas― el tema se complicó, porque ahí surgió la necesidad de aportar desde la propia casa una merienda diaria para la escuela.
Y es que en Cuba siempre el problema parece derivar hacia lo mismo: ¿qué llevarse a la boca?, y claro, cuando los afectados son los hijos, ahí los padres hacen de tripas corazón y sacan de donde no hay con tal de que su retoño no solo meriende, sino que además tenga una buena merienda.
¿Por qué? Pues porque las diferencias duelen, y nadie quiere que su hijo se quede con cara de envidia ante la merienda de un amigo, ni con la barriga a medias porque la comida de la escuela no es buena.
Sin embargo, eso es algo que no se puede achacar a un cobro en diferido de la educación, si no al escaso poder adquisitivo que tiene un salario en Cuba, y a la doble moneda que viene condenando a los cubanos, hace más de veinte años, a vivir parte de su vida en unos billetes que no cobra (al menos la mayoría).
La educación y la salud son gratis en Cuba, sí, pero lo son a cambio de unos salarios que siguen siendo bajos y que ya vienen con un "descuento" importante.
El otro aspecto tratado también en este vídeo es completamente cierto: la calidad de la educación en Cuba no es ni la sombra de lo que fue.
Clases por televisión, maestros emergentes….y así, cada invento ha resultado peor que el anterior.
La educación cubana, lejos de empoderar a las nuevas generaciones, lo que está haciendo es lastrarla, limitando esa base fundamental de toda persona que debe ser la enseñanza.
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