Con la mejora de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el gobierno cubano tiene la mirada puesta en el mercado estadounidense para introducir uno de los frutos prohibidos del bloqueo, el ron Havana Club. Mientras que Estados Unidos aún no ha dado luz verde a la importación de Havana Club, el mayor obstáculo para la marca puede ser un nombre bien conocido por el gobierno cubano, Bacardi. La mayor compañía de ron del mundo era el mayor productor de Cuba hasta que la familia Bacardi se vio forzada a exiliarse tras la revolución.
Una demanda judicial estancada sobre el nombre de Havana Club fue levantada en enero cuando la oficina de marcas de Estados Unidos renovó de repente la marca cubana. El gobierno cubano registró la marca Havana Club en los 70, cuando la familia Arechabala dejó expirar la marca. Cuba gestiona la marca junto la gigante licorera Pernot Ricard.
Esta disputa legal se ha definido por la amargura entre los exiliados y el gobierno cubanos. Bacardi reclama que la destilería de Havana Club se les incautó tras el ascenso de la revolución.
Independientemente del resultado, ambos actores han visto un incremento en la producción de sus Havana Club. Si la demanda impone quitar del mercado la marca Havana Club cubana, Pernot Ricard llamará al ron Havanista. Porque, después de todo, ¿qué importa el nombre?
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