La papelera fue una de las industrias castigadas en Cuba desde los comienzos mismos de la década del 60, cuando acabaron siendo nacionalizadas por el Gobierno de Fidel Castro las principales fábricas productoras de papel en el país.
A partir de la nacionalización ―como sucedió en varios sectores de la economía cubana― se instaló la progresiva ruina de las que hasta ese momento habían sido flamantes y prósperas industrias.
Un antiguo trabajador de la conocida como "Papelera de Puentes Grandes”, entrevistado en este reporte de Palenque Visión para Martí Noticias, recuerda cómo con el paso de los años comenzaron a escasear las piezas de repuestos de las maquinarias y cómo también bajó notablemente la calidad de la materia prima empleada.
Actualmente, la producción de papel en la Isla aparece reunida bajo la Unión de Empresas del Papel, entidad que no consigue satisfacer la demanda de papel empleado como material de estudio en las escuelas, la prensa y tampoco la creciente demanda del sector cuentapropista.
Sin embargo, el más papel más demandado en Cuba, y también uno de los que más escasea, sigue siendo el sanitario, convertido desde hace muchos años en objeto de lujo, que a menudo desaparece de las tiendas.
Hace poco más de un año, la embajadora cubana en Indonesia invitaba a que ese país invirtiera en las industrias cubanas de papel y celulosa. Sin embargo, no consta que tal propuesta de inversión haya rendido frutos posteriores.
Más alentador resulta el caso, en el sector cuentapropista, del florecimiento de "Ciclo", un proyecto emprendedor de una cubana que fabrica papel casero a través de un proceso artesanal de reciclado. El reciclaje de papel convertido en un área de emprendimiento más, ello hasta que la industria papelera cubana resurja de sus cenizas.
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