El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha defendido hoy su política migratoria de la avalancha de críticas que le han llovido este martes desde muchos rincones del país y del mundo por separar a los niños de sus padres en la frontera, cuando éstos intentan entrar ilegalmente en EE.UU.
Ni una sola autocrítica. Trump se siente en la obligación moral de enmendar algo que viene ocurriendo en los Estados Unidos desde hace décadas.
Durante su intervención en el acto por el 75 aniversario de la Federación Nacional de Empresarios Independientes, Trump defendió que ha llegado la hora de cambiar las "ridículas" leyes migratorias vigentes en los Estados Unidos porque, en su opinión, están obsoletas. "Debemos tener una fuerte seguridad fronteriza", se justificó.
El presidente de los Estados Unidos aboga por continuar con las detenciones de las personas que intentan ingresar ilegalmente a los Estados Unidos, incluidos los menores de edad. "De 12.000 niños, los padres envían 10.000 en un viaje muy peligroso. Sólo 2.000 vienen con sus familiares, muchos de los cuales han tratado de entrar en nuestro país en varias ocasiones", recalcó sin complejos Trump.
De esta forma quiere legitimar el encarcelamiento de niños muy pequeños, a quienes se separa de sus padres al llegar a al frontera. Las grabaciones con la desesperación de esos menores han recorrido el mundo. Hasta la propia Primera Dama de los Estados Unidos, Melania Trump, se mostró opuesta a que los niños sean separados de sus familias. El presidente de los Estados Unidos ni se inmuta.
Todo lo contrario hoy se filtró la noticia de la decisión de su Gobierno de abandonar el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, de la misma manera que se salió de la Unesco, del Acuerdo de París y del acuerdo nucler con Irán.
Lo hace después de que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU dijera este lunes que la separación de los niños de sus padres en la frontera era una medida "inadmisible".
La embajadora de Estados Unidos en la ONU había amenazado con abandonar este organismo por su constante oposición a Israel y su tolerancia con régimenes antidemocráticos como Cuba y Venezuela.
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