Cuba es uno de los países con más bajos índices fecundidad de Latinoamérica. El costo que supone la mantención de un niño hace que muchas parejas posterguen la concepción a veces indefinidamente.
A pesar de las campañas del Gobierno a favor de la maternidad, la falta de apoyo estatal obliga a muchos a desistir del deseo de aumentar la familia.
“Nadie quiere que sus hijos pasen trabajos. Aquí, si no tienes a alguien que te ayude de allá afuera, difícilmente podrás darles lo indispensable”, aseguró a Martí Noticias Deyvis Duvergel, padre de una niña de casi dos años.
Él es afortunado porque su hermana, que vive en Estados Unidos, pagó toda la canastilla de su hija. “Con nuestros salarios jamás podríamos comprar cuna, colchón, ropa, zapatos...”, dijo.
A las embarazadas cubanas el Gobierno les asigna una serie de productos por 85 pesos. La conocida como “canastilla” incluye una sábana, dos toallas, dos biberones, un muñeco, una colonia, una crema, diez pañales de gasa, diez metros de tela antiséptica y un par de medias.
El resto de los artículos hay que comprarlos en las tiendas, si es que aparecen, a precios desorbitantes, si se toma en cuenta que el salario promedio es de 740 pesos.
Una sábana cuesta alrededor de 200 pesos, una cuna entre 100 y 120 pesos convertibles (CUC) y un colchón, otros 50 CUC.
Por otra parte, los pañales desechables valen entre 5 y 12 CUC, y la lata de leche marca NAN, la más parecida a la materna, ronda los 4 CUC.
“Si el estado brindara alguna ayuda a los que tienen más de un hijo, como creo que hacen en China, más parejas se embullarían. Siempre quise tener dos niños, pero la realidad me supera…”, expresó Olga Martha, licenciada en Educación.
Ella admite que no se está garantizando el reemplazo generacional y que en el futuro no habrá fuerza laboral necesaria, pero reconoce la natalidad está lastrada por la economía del país, “cada vez más decadente”.
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