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Yancey Machín Quevedo, un joven de 19 años que vive en un pequeño pueblo del municipio de Placetas, en Villa Clara, ha ganado el reconocimiento público por las bellas figuras de cerámica que talla empleando como instrumentos un tenedor plástico, un bolígrafo o un alambre.
Yancey nunca ha tenido formación profesional; todo lo que hace es gracias a su talento natural, que descubrió cuando era muy pequeño y hacía animalitos con plastilina, y a sus muchos años de práctica initerrumpida.
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Según relata el periódico Vanguardia, el artista viaja habitualmente hasta otro pueblo a buscar el barro que luego cuela en un guayo para hacer la masa. En su pequeño taller tiene un horno de ladrillos que su padre le construyó, donde quema las obras antes de pintarlas.
Sapos tocando instrumentos musicales, cotorras, aviones, barcos y hasta fusiles AKM son fabricados con un increíble nivel de detalles en solo 15 minutos. En una semana puede hacer hasta 50 figuras.
“Las obras son ideas que se me ocurren. No he aprendido ninguna técnica, y trato de hacer cada una mejor que la anterior. Busco la manera de que lo realizado, por ejemplo algún animalito, se acerque lo más posible a la realidad”, explicó.
Hasta ahora Yancey no ha podido exponer sus obras. Quisiera también pertenecer como artista artesano al Fondo Cubano de Bienes Culturales y a la Asociación Cubana de Artesanos Artistas.
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