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Ariel Ruiz Urquiola: "Yo sólo soy un hombre honrado y he ganado mi propia libertad"

El científico desmiente que sufra depresión o ansiedad. "Deprimida es la vergüenza de ellos. Han luchado contra un gladiador sin armas", dijo refiriéndose al Gobierno cubano.

Ariel Ruiz Urquiola, de camino a La Habana. © Rolián Cabrera / Facebook
Ariel Ruiz Urquiola, de camino a La Habana. Foto © Rolián Cabrera / Facebook

Este artículo es de hace 5 años

El biólogo cubano Ariel Ruiz Urquiola, liberado por el Gobierno cubano tras mantener una huelga de hambre y sed durante 16 días para protestar contra las irregularidades en un proceso judicial que lo condenó a un año de cárcel por desacato, ha confirmado a CiberCuba la noticia de su liberación y ha asegurado que su estado de salud es bueno. "Estoy bien. Delgado, cansado, pero con buen espíritu. Me hicieron complementarios fisiológicos y, para sorpresa de las enfermeras, dieron parámetros normales".

Preguntado por este portal de noticias si creía que se había convertido en un símbolo, Ruiz Urquiola dijo extrañado: "¿Un símbolo? No, yo sólo soy un hombre honrado y he ganado mi propia libertad".

CiberCuba habló con Ruiz Urquiola cuando éste iba de camino a La Habana tras salir del hospital civil al que lo trasladaron luego de su salida de prisión. El joven biólogo ha sido liberado bajo una licencia extrapenal por problemas de salud.

El certificado médico que las autoridades entregaron a la familia asegura que el científico -condenado a un año de prisión por llamar "Guardia Rural" a dos guardabosques de Pinar del Río que entraron sin identificarse en la finca que él tiene en usufructo en Viñales- sufre "síndrome ansioso depresivo". Omara, hermana de Ariel, cree que es un pretexto para dejarlo en libertad.

"¿Notas que estoy deprimido por teléfono? Deprimida y ansiosa está la vergüenza de ellos, que son los que están deprimidos y ansiosos porque no saben lo que va a suceder en el futuro. Han luchado contra un gladiador sin armas", dijo Ariel Ruiz Urquiola a CiberCuba, refiriéndose al Gobierno cubano.

En cuanto llegue este martes a La Habana, a la casa familiar, tiene pensado "arreglar la carcasa" que es su cuerpo. Entró en los calabozos de Pinar del Río con 80 kilos, comenzó la huelga de hambre y sed con 74 y ahora pesa 64. "En estos momentos pienso en mi casa, en mi familia. Quiero recuperar la masa muscular", dijo.

A preguntas de CiberCuba sobre si no le da miedo volver a la finca de Viñales, que está atendiendo ahora la "guerrillera" de su madre, el biólogo contestó airado: "¿Miedo? Yo esa palabra no la conozco".

Ruiz Urquiola asegura que está dispuesto a defender los derechos de otros presos que han sido encarcelados con penas desproporcionadas y a continuar luchando por la naturaleza, pero no entra entre sus planes formar parte de la disidencia, aunque aclara que respeta a los opositores cubanos. "Mi papel no es político. Yo seguiré siendo un hombre de la sociedad civil cubana".

El científico se reconoce como una persona atípica porque es profesional y campesino, que es una combinación del primero y del último eslabón de la cadena en la sociedad cubana. Los profesionales sin poder adquisitivo y los campesinos sin reconocimiento social. Desde esa perspectiva seguirá defendiendo las cosas en las que cree, siempre como miembro de la sociedad civil.

La visita de Monseñor Serpa

El biólogo confiesa que en algún momento creyó que llegaría el final. "No creo en la muerte, sino en la liberación del alma". Cuando le comunicaron que le habían otorgado la licencia extrapenal, se sentía tan débil que pensó que era una pesadilla. "Me aferré a la enfermera para saber si no era un delirio. Estaba convencido de que iba a obtener la salida de la cárcel o la liberación de mi alma".

Sobre la visita que le hizo en prisión el obispo de Pinar del Río, José Serpa, Ruiz Urquiola habla con entusiasmo, porque Monseñor fue la primera persona que veía además de su familia y su amigo Oscar. "Fue muy emocionante. Él se mostró cariñoso, valiente y preocupado por mi salud. Soy ateo, pero me llamaba la atención discutir con él el rosario de calamidades que vivió Jesucristo. Le pregunté cómo se valoraba ese sufrimiento. Me contó que Jesús le pidió a Dios padre que lo redimiera y lo dejara vivir entre los hombres, pero no lo dejó".

"En medio de todas las bestias que me rodeaban, él (Monseñor Serpa) era la primera persona que me decía que mi huelga de hambre y sed era un derecho legítimo y era mío. Jamás me persuadió para que dejara la huelga, sino a contribuir con la incipiente nación cubana".

En varios momentos de la conversación Ruiz Urquiola agradeció a todos los cubanos y a todas las personas que hicieron campaña para que él fuera puesto en libertad. "Estoy muy agradecido. Todo ese apoyo, con mi causa por la lucha en Cuba, demuestra que cuando todos los cubanos se unen puede temblar el estado de terror que está imperando", recalcó. Además, agradeció especialmente el apoyo de CiberCuba.

En declaraciones al Observatorio Cubano de Derechos Humanos, un amigo de Ruiz Urquiola ha dicho que su liberación ha sido un milagro de muchas personas y también de su cuerpo.

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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