Gabriel Heredia es un peluquero de 21 años que ha hecho de su pasión su profesión superando cuantos obstáculos le ha puesto la vida, pues nació sin manos ni antebrazos.
Este joven, que trabaja en un barrio obrero de Buenos Aires, cogió su primera máquina de cortar pelo a los 14 años siguiendo la profesión de su madre, estilista.
"Empecé en un pequeño parque cerca de casa donde venían amigos para que les cortara el pelo", relató el pasado mes de diciembre.
Fue el inicio de un trabajo que le apasiona y con el que ha conseguido su propia cartera de clientes. "Hay muchos que cortan el pelo por dinero, no porque le gusta. Lo que yo siento por la peluquería es pasión", confesó.
Su perseverancia y no ponerse límites le han dado la vida que deseaba, incluso, ha participado en concursos profesionales de peluquería.
"Nunca quise que me ayudara nadie, que hacer las cosas por mí mismo", confesó.
La lotería genética no ha podido quebrar los sueños e ilusiones de este argentino, que todavía ve cómo se sorprenden los clientes cuando entran por primera vez a su peluquería.
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