Caridad Albuerne es del reparto Camilo Cienfuegos, en Habana del Este, pero desde hace dos años y medio vive en Kendall, Miami, con dos de sus tres hijas: una sigue en la Isla.
A sus 73 años, Caridad lleva mal la separación. Salió de la Isla con la esperanza de que su hija, su yerno y su nieta de Cuba se reunirían pronto con ella en Miami, pero no ha sido así. Los ataques acústicos que paralizaron las gestiones en la embajada de Estados Unidos en La Habana desde el 29 de septiembre de 2017 se le cruzaron en el camino.
A su hija le habían dado la cita para la entrevista en la embajada con fecha 17 de octubre de 2017. Pero aunque el Departamento de Estado de Estados Unidos ha dicho que trabaja por retomar la concesión de visados de Reunificación Familiar, lo cierto es que miles de familias cubanas continúan separadas, con los sueños detenidos. El Parole lleva un año paralizado.
"Estoy muy preocupada porque su papá tiene 80 años y tengo miedo de que mi hija de Cuba no pueda verlo con vida debido a su avanzada edad", comenta a CiberCuba. También le preocupa que el tiempo siga pasando y que su nieta, que es menor, termine cumpliendo la mayoría de edad y de esta forma se le complique su salida de la Isla debido al cambio de trámite migratorio que exige Estados Unidos en estos casos.
Caridad Albuerne no puede imaginarse qué sería de ella si se suspende definitivamente el Programa Parole de Reunificación Familiar Cubano. "No quiero ni pensar en eso. Tengo terror y mi hija llora mucho. Tengo miedo de que se me enferme", dice.
Aunque tiene dos hijas en Miami, Caridad no disfruta del todo la nueva vida. "Las madres que son buenas y piensan en sus hijos siempre están pensando en ellos y si es a la hora en la que se están comiendo algo que les guste se deprimen más".
"Tengo un dolor muy grande por está separación. Siempre he mantenido a mi familia unida y hoy me parece que todo está destruido".
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