Como cada 17 de diciembre miles de cubanos se dieron cita en el Santuario de San Lázaro para rendir tributo al santo y cumplir las promesas por su intercesión.
Este fue el caso de Lis Domínguez, una profesora que estuvo a punto de perder a su hijo cuando estaba embarazada.
"Mi devoción por San Lázaro se deba a la vida de mis dos bebés. Uno de ellos estuvo muerto en el vientre, me tuvieron que hacer una cesárea de urgencia. Encomendé al santo la vida de mi hijo, que finalmente acabó naciendo. Fue un milagro", relató.
La pequeña iglesia situada en El Rincón se convirtió en el lugar de peregrinaje de muchos cubanos, que ven en el santo una fuente de salud y fuerza.
Así lo explicó Jany Ramos, quien confesó que había visitado el santuario para proteger a su familia.
Las velas y los ramos de flores dieron paso a una multitudinaria misa, que culminó el tradicional homenaje.
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