Con apenas 10 años, Guillermo Vidal fue uno de los niños que emigró de Cuba a Estados Unidos durante la Operación Peter Pan en la década de los sesenta, según cuenta él mismo en una exposición sobre la Isla en el Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.
Este cubano, que ahora tiene 67 años, nunca imaginó que llegaría a ser la primera persona no nacida en EE.UU. en ocupar el puesto de alcalde de la ciudad de Denver en 2011. Aunque solo estuvo durante unos meses en ese puesto, de enero a julio de ese año, Vidal recuerda ese momento como un logro para sí y para los inmigrantes.
"Me di cuenta de que mi vida es una experiencia que puede impactar a otros... No es solo la historia de los desencuentros entre ambos países, sino la de mi familia y cómo los momentos duros por los que hemos pasado como inmigrantes nos llevaron ser personas de éxito", dice Vidal.
Durante cuatro años, él y su hermano estuvieron solos en un orfanato en Pueblo, Colorado. "Yo vine a este país como un huérfano y me convertí en el alcalde 44 de Denver", apunta al respecto.
Para él esos cuatro años en el orfanato le dieron fortaleza para el resto de su vida porque era como vivir en El Señor de las Moscas: "un entorno lleno de niños violentos", recuerda.
Sin embargo, el reencuentro con sus padres en Denver y vivir como inmigrante en EE.UU. "fue mucho peor por la pobreza, la discriminación, el choque cultural...", puntualiza.
"Cuando pienso en su sacrificio creo que es la experiencia de amor más maravillosa que he vivido", afirma Vidal sobre sus padres.
"Personas como yo, o descendientes de padres o abuelos inmigrantes, han hecho grande a este país", sostiene Vidal quien accedió al cargo por el Partido Demócrata en 2011.
Tras desvincularse de la política, donde estuvo de 2004 a 2011, fue presidente en 2012 de la Cámara de Comercio Hispana de Denver.
Después de eso se ha dedicado a escribir sobre su vida. Hasta el momento ha publicado su autobiografía 'Boxing for Cuba', donde relata sus viajes a la Isla cuando murió su padre. Entonces pudo ver a la familia que no había conocido y la casa donde nació en Camagüey.
Pero Vidal solo desea que los 11 millones de cubanos vivan la misma sensación de libertad que él siente en EE.UU.
"Hace más de cincuenta años mis padres me pusieron en un avión de La Habana a Miami y pude vivir la libertad y crecer en un país lleno de esperanza, optimismo y oportunidades", afirma.
Foto: Guillermo Vidal.
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