Como en pasadas ediciones de la Bienal, Detrás del muro interviene espacios citadinos próximos al Malecón de La Habana. Así lo hizo José Angel Vincench en Homenaje a la Action Painting, que ocupa la salida de una de las rampas de acceso al Túnel hacia el célebre muro que limita el paseo marítimo.
En esa pared del muro, en las inmediaciones del monumento a Máximo Gómez, Vincench imprimió manchones de pintura amarilla dorada en el muro blanco. Además de la belleza y el brillo de las manchas doradas, estas recuerdan por su forma la explosión de un huevo lanzado contra una pared, tal y como ocurrió en los tristemente célebres Actos de Repudio en los cuales se acosaba, se insultaba, se golpeaba o se le arrojaban huevos a quienes decidieron abandonar Cuba, a principios de los años ochenta.
De todas formas, la asociación mental entre los huevazos de los Actos de Repudio y las doradas manchas de Vincench puede venir, o no, a la mente del transeúnte, que en estos días disfruta de una serie de obras a lo largo y en los alrededores del Malecón.
José Ángel Vincench es uno de los artistas visuales más destacados desde los difíciles años noventa. Se graduó en el ISA en 1997. Cultivó con gusto la abstracción y los motivos no figurativos dentro de una poética muy personal. Ha expuesto en los principales espacios habaneros y también en Nueva York, Miami, Zurich, Liverpool, Johannesburgo y otras ciudades.
La Action Painting que homenajea Vincench es una técnica pictórica no figurativa que intenta describir el movimiento, la velocidad y la energía. Es muy importante el color y los materiales no específicamente pictóricos que se usan.
Entre otras obras que forman parte de Detrás del Muro, está Transfusión, la instalación de Arles del Río, un grupo de coloridas mangueras de agua a alta presión que ha sido del gusto de los niños en este abril de tantísimo calor.
Laboratorio es una escultura de Ariamna Contino y Alex Hernández, pues mucho quieren tocar, y comprobar la realidad, de los cristales de sal en la superficie de la obra.
Mientras tanto, el artista estadounidense nacido en Cuba, Enrique Martínez Celaya, presentó The Sugar House en torno a un trineo dorado, ensamblado a partir de juguetes viejos y objetos domésticos. El trineo parece ser símbolo del desconocido y a veces idealizado Norte.
Todas las obras mencionadas, y otras muchas que forman parte de Detrás del Muro, permanecerán en exhibición hasta el 12 de mayo. Unas cuantas obras seleccionadas formarán parte de la celebración por el 500 aniversario de La Habana.
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