"Es algo real", asegura el fotógrafo cubano Gabriel Guerra Bianchini sobre su nueva exposición justo en el centro del Prado de la capital, entre las calles Genio y Refugio, como parte de las actividades colaterales de la Bienal de La Habana.
En ocho monolitos, habitualmente usados para la publicidad, Guerra plasma dos partes de su vida a través de lo que se le da mejor: captar la magia en imágenes.
"Por una cara tienes la serie 'El espejo y la mar', que es la última en la que estuve trabajando, es una historia de amor que por supuesto ocurre en La Habana, una historia de amor conceptual y surrealista", afirma el joven a CiberCuba.
Su pareja Marla, la mar, inspiró estas fotos donde Gabriel es el espejo. Incluso el número favorito de ella, ocho, está presente en la muestra.
"Por el otro lado de los monolitos hay otras piezas de una serie que se titula 'El cielo en la tierra', continuidad de una muestra que se presentó en la Plaza de la Catedral por el 498 aniversario de la ciudad".
El título es idea de un señor, quien después de observar aquella exposición titulada 'Es la esperanza', se acercó al fotógrafo y le dijo: "Gracias por traernos el cielo a la tierra". "Su visión sobre esa serie me pareció tan hermosa que decidí llamar esta continuidad 'El cielo en la tierra'", afirma Guerra.
Así nacen estas 16 fotografías que se imprimieron a ambos lados de una gran lona microperforada por la empresa española Clorofila Digital. Las estructuras, por su parte, fueron hechas en Cuba por la empresa Varona.
"Ya que parece que son transparentes, cuando las personas pasan al otro lado y descubren que hay otra imagen distinta se sorprenden mucho", agrega el artista. "Sin mencionar lo mágico que supone descubrir las fotos a distintas horas del día, ya que según cambia la luz, las fotos se descubren de una forma u otra".
La idea de exponer en monolitos publicitarios fue posible gracias a un español residente en Cuba, Gabriel Navarrete, junto con quien el fotógrafo apostó por trasladar a la Isla este tipo de exposiciones de grandes dimensiones habituales en otros países.
De hecho, ambos valoran la posibilidad de que en un futuro se exhiba en el Paseo del Prado de Madrid.
Las personas cuando "se enamoran sienten igual y al mismo tiempo", confiesa el autor a propósito de esta exposición que fusiona sus dos ideas.
Uno de sus poemas dedicados a Marla acompañan las imágenes, esto es solo un fragmento:
"Cuando sonrío, sonríes.
Cuando te busco, me extrañas.
Cuando te cito, me encuentras.
Pienso en ti bajo la luna y tú la miras,
pienso en ti y tú lo sientes,
pienso en ti y a veces tú me piensas".
La exposición, que contó con la colaboración también de la embajada suiza, estará en principio hasta el próximo 12 de mayo en el Prado habanero, pero su creador espera que se pueda extender más allá.
Guerra quiere que "la utopía viaje un largo tiempo" para lo cual espera poder exponerla en los Paseos de distintas ciudades cubanas, así como en la 5ta avenida de La Habana "donde nunca se hace nada cultural", apunta.
Foto: Gabriel Guerra Bianchini.
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