El senador de la Florida, Marco Rubio, aclaró recientemente que el acuerdo entre Cuba y las Grandes Ligas solo será posible bajo un enfoque nuevo y más limitado del que normalmente se piensa.
Resulta que algunos medios de prensa comenzaron a informar, semanas atrás, que el presidente Donald Trump habría acordado en una reunión con ejecutivos de MLB, que si Cuba pone fin o disminuye sus relaciones con Venezuela el histórico pacto se activaría nuevamente. Condiciones en las que claramente Cuba no re-negociará su entrada, vista la dependencia económica que le ata a Venezuela.
El mensaje de Rubio en Twitter es más que claro:
El acuerdo entre Cuba y MLB, oficializado el 19 de diciembre del año pasado y el cual, CiberCuba fue el primer medio en reportar, tuvo una corta duración de tres meses y medio. Antes que pudieran realizarse las primeras contrataciones, la Casa Blanca ordenó cancelar el histórico convenio a principios de abril.
El futuro para que los peloteros cubanos viajen y jueguen en Grandes Ligas, de forma legal, y sin renunciar a su residencia, ahora parece bastante lejano, al menos, dentro del gobierno republicano de Trump.
Una de las principales razones que se esgrimieron desde la Casa Blanca fue la del carácter gubernamental de la Federación Cubana de Béisbol, y de que la remuneración de los beisbolistas pasaría directamente a menos del gobierno de La Habana.
De todas formas, MLB y su comisionado Rob Manfred, persisten en la búsqueda de nuevas formas donde este tratado se pueda realizar, más que todo, para intentar despojarse de la mancha que los une al tráfico ilegal, lo cual ha hecho que el FBI o la DEA abrieran investigaciones sobre la implicación de esta billonaria organización dentro del tráfico.
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