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Con gran dolor Sucel ve a su hija estudiar mientras sus amigas no se preocupan por subir notas. Ella está en décimo grado y desde ya tiene que crear un buen acumulado pues quiere la carrera de medicina, y sabe que cogerla, por lo que representa, es casi una inversión familiar de futuro. Por eso se sacrifica estas jornadas de verano, pues una décima tiene consecuencias.
Pero el tema está en que mientras la muchacha se esfuerza, busca libros, consulta y triangula información y todo en varias asignaturas, sus amigas, que también quieren medicina, no se preocupan ni gastan tiempo ni neuronas en eso, por el simple hecho de que con una transferencia de saldo al móvil de algunos profesores, resuelven el problema de las décimas que faltan para alcanzar las máximas calificaciones.
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Ese es el gran dolor de Sucel, que mientras su hija hace lo que tiene que hacerse en estos casos, sus compañeras resolverán gracias a que tienen el dinero que no posee ella.
“Lo que me molesta es que no compiten en igualdad de condiciones. Sé que en la universidad es diferente, bueno supongo que sea diferente. Y que en ese nivel las cosas se igualan un poco más, pero el problema está en coger la carrera, y es ahora donde una décima cuenta, pesa en el futuro, y no están en igualdad de condiciones. Si fuera pareja la competencia, y se pierde la carrera, no me importaría pues daría mi hija lo mejor de sí. Pero no como está pasando ahora”, argumenta.
Su hija no tiene precisamente malas notas, pero si tiene la posibilidad de subir esas calificaciones, es una oportunidad que no desprecian.
“Escucho las conversaciones de ella con sus amigas, y comentan que algunos profesores te lo piden a la cara, que para subir nota se resuelve con una transferencia de saldo. Cinco pesos suele ser el estándar, aunque también aceptan recargas de la cuenta nauta etc. Me quedé horrorizada, no sé en qué momento pasamos de regalos el día del educador a recargas de móviles”, agrega la señora.
Pensó en denunciar el caso, escribir anónimos o con su nombre, mandar cartas a los medios de comunicación incluso a Díaz-Canel, pero al final no usaría sus propios apellidos pues temió a las represalias o a la no solución del problema, también que eso abriría investigaciones y otros procesos que no se sabe a dónde llegarían.
Realmente fue la poca confianza en que se solucionaría el problema lo que le persuadió. “Supongo que eso sea del conocimiento del gobierno pues cosas así se conocen, se saben, y si hasta ahora no se ha solucionado, no creo que lo hagan, así que decidí dejar eso así y no revolver. A mi hija le tocó vivir en estos tiempos donde la sociedad se ha deshumanizado tanto en Cuba que te tratan más por lo que vales. Ella que se abra camino en la vida”, acotó.
Atrás quedaron los tiempos en que el fraude académico era la opción del estudiante que no repasaba en casa las lesiones. Hoy, el que hace los famosos “chivos” o “acordeones” es porque no tiene saldo en el móvil o pariente que le recargue la cuenta nauta, pues según parece, no son pocos los profesores que reciben gustosamente esas trasferencias para subir la nota de un alumno.
Lisette es de las estudiantes que sabe bien qué teclas tocar y dígitos marcar para asegurarse una buena nota.
“En realidad no tengo que hacer mucho, solo insinuar que tengo posibilidades y listo. Yo me aseguro desde la prueba final la mejor nota para no tener que andar cayendo atrás a ningún profesor en revalorizaciones, aunque algunos prefieren ahí entrar en arreglos, la verdad no sé por qué, supongo que sea que hay muchos menos ojos indiscretos. Tuve uno una vez que quería que le pagara por la prueba final y en las revalorizaciones, pero generalmente con una buena transferencia se resuelve”, comenta.
Hay profesores que aceptan el billete, pero otros prefieren la transferencia, sobre todo los jóvenes. Jamás te dan la prueba, ellos lo que te dicen que hagas que estás escribiendo y al final tienes tu nota
“Lo que no me queda bien claro es el por qué prefieren una transferencia de saldo y no el dinero en mano, eso sí es un misterio para mí. A ver. Sí hay profesores que aceptan el billete, pero otros prefieren la transferencia, sobre todo los jóvenes. Jamás te dan la prueba, ellos lo que te dicen que hagas que estás escribiendo y al final tienes tu nota. Yo sí estudio, pues a veces se te cuadra un profe y hay que estudiar, pero resuelvo haciendo recargas, y me cuadra más, así no manejo dinero y mi mamá que está de misión, con tal de comunicarse conmigo, me recarga nauta y el móvil. Ella no sabe nada”, acota.
Las transferencias de saldo como pago por mejores notas son una práctica que, lejos de ser un secreto, son casi un “saber” que se transmite de uno a otro educandoy llega, incluso, a protagonizar conversaciones en espacios públicos.
Algunos padres consideran que dicha práctica “iguala” la competencia entre los alumnos pues si uno lo hace, provoca que los demás estén en desventaja. “Y no es fácil para el que se mata estudiando como mi hija. Yo, si pudiera, que estudie, pero igual pago pues no es justo para ella”, comenta Sucel.
“El tema de pagar por notas no es nuevo, pero creo que ahora se acepta más con las transferencias de saldo pues en todo caso, podrían argumentar, los profesores, que fue un regalo, no sé, creo que en ETECSA se enmascaran muchas formas de pago en Cuba, aunque quedarían “huellas”, pero aun así es la forma más popular de soborno hoy en las escuelas cubanas”, opina.
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