Cubanos en Ciudad Juárez no salen a la calle después de las 6 de la tarde por miedo a la violencia

Migrantes cubanos que llegaron desde abril a Ciudad Juárez, urbe fronteriza del norte de México, se han impuesto un “toque de queda” a partir de las 6 de la tarde como una forma de protegerse contra la violencia extrema que se vive en esta zona.

Estos emigrados de la Isla ya llevan alrededor de cuatro meses a la espera de su entrevista de asilo político en Estados Unidos (EE. UU.) y se exponen a diario a ser víctimas de secuestros, asaltos o asesinatos, de ahí que hayan decidido mantenerse encerrados en las casas donde están rentados una vez cae el día, informó El Diario, que ha mantenido en el anonimato a los cubanos bajo su petición.

“Nosotros no podemos andar de noche en la calle, tenemos que hacerlo de día (…) Nos han asustado, nos estamos cuidando”, dijeron los migrantes en las inmediaciones de la Catedral.

“A nuestras amistades las han intentado secuestrar e infinidad de cosas, nos están haciendo como una cacería. Tenemos miedo a que nos obliguen a vender drogas, si viene alguien con una pistola, pues qué podemos hacer. Sí tenemos miedo”, agregaron.

Entre los miles de migrantes que han llegado a la frontera de Ciudad Juárez, los cubanos son un blanco especial para los criminales mexicanos, debido a que tienen fama de traer dinero y de tener familiares del lado de Estados Unidos, lo que facilitaría los rescates que demandan los delincuentes.

Uno de los cubanos que habló con la prensa relató su experiencia en las afueras de un banco, cuando fue a extraer dinero del cajero. “Ahí mismo en Bancomer, nosotros fuimos a cobrar un poquito de dinero para poder seguir aquí y poder buscar trabajo, y tres personas estaban (afuera) para asaltarnos a nosotros”, contó.

“Llegamos a decirles a la gente de seguridad y ninguno nos ayudó. ‘Si quieren llamen a la Policía’, nos dijeron. Nadie hizo nada. Tuvimos que esperar a que llegaran más cubanos, y salimos entre diez. Es necesario que pongan más seguridad. Al cubano lo que le mandan es para sobrevivir, no es para ostentar”, enfatizaron.

También temen frente a la corrupción de las autoridades locales, quienes despojan a los migrantes de sus pertenecías para robarles.

“Nosotros tenemos amistades a las que les quitaron el pasaporte en la misma Migración, en el aeropuerto, y les dijeron ‘si me das 300 dólares te lo doy’, y se quedaron sin pasaporte porque no tenían el dinero”, revelaron.

“Nosotros no tenemos dinero. Muchos piensan que tenemos todos familia en Estados Unidos que nos manda dinero y no es cierto, si tuviéramos, no anduviéramos buscando trabajo”, aseguraron.

Hace apenas una semana, un migrante cubano de 40 años murió asesinado con un arma blanca en el centro de esta ciudad luego de discutir con un lugareño.

Asimismo, otro cubano denunció unos días antes que había sido testigo de un doble asesinato frente al albergue de migrantes donde se hospedaba.

Aun así, el Instituto Nacional de Migración de México (INM) estableció recientemente que en el primer semestre de 2019 habían entrado al país 30 veces más cubanos como promedio diario que en el mismo intervalo de 2018.

Pese al drama migratorio que experimentan los cubanos actualmente, los gobernantes del país no aceptan que Cuba vive una crisis en este sentido.

De hecho, a finales de junio, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, hizo unas declaraciones sobre la emigración que despertó muchísimo rechazo en las redes sociales.

En la red social Twitter, el alto funcionario culpó al capitalismo de provocar las oleadas migratorias, cuando la mayor parte de los centroamericanos, venezolanos y cubanos que huyen ahora mismo de sus países, lo hace de la pobreza e injusticia social causada por regímenes autoritarios que dicen “combatir el capitalismo”.

"La pobreza que el capitalismo provoca es la causa de la emigración. La solución es el desarrollo”, dijo Rodríguez en esa ocasión.

A lo que rápidamente respondieron los cubanos recordándole al dirigente los miles de ahogados en el estrecho de la Florida durante décadas y las decenas de muertos en la selva del Darién más recientemente, a causa de la dictadura castrista.