La Iglesia cubana pidió, en su mensaje de Pascua, que el país retome con prontitud el desarrollo de "una vida normal y serena", al mismo tiempo que el Vaticano transmitió su solidaridad con las familias, ante la pandemia de coronavirus, que asola al mundo.
La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COC) pidió que Dios ilumine "las mentes de las autoridades que han de tomar decisiones que inciden en la vida individual, familiar y social", con el fin de que ayuden a los cubanos a "salir adelante en estos momentos difíciles".
Los obispos cubanos también manifestaron su solidaridad con todos aquellos que están contagiados por el virus, que no solo afecta a Cuba sino al resto de la humanidad, así como un especial reconocimiento a todo el personal de salud “que con dedicación y con riesgo de su propia vida están cerca de los enfermos asistiéndolos y haciendo todo lo posible por curarlos”, dijeron este miércoles, en un comunicado.
Al mismo tiempo, el Papa Francisco ordenó la creación de una comisión con cinco grupos de trabajo, que analizará los desafíos socioeconómicos y culturales del mundo, después que cese la epidemia de COVID-19.
El primero de estos grupos se dedicará a apoyar a las iglesias locales en cooperación con Caritas Internationalis, y colaborar con las iniciativas solidarias que promueve la Iglesia en todo el mundo.
El segundo grupo de trabajo realizará investigaciones y estudios de la pandemia a través de las Academias Pontificias para la Vida y las Ciencias, especialmente enfocados al panorama post-coronavirus.
La comunicación será la encomienda del tercer grupo de esta comisión, para ayudar a las iglesias locales a responder "de manera auténtica y creíble" a la crisis generada por la pandemia del coronavirus.
El cuarto grupo de trabajo “apoyará a la Santa Sede" en sus actividades y en sus relaciones internacionales, comunicándoles los frutos de sus investigaciones, el diálogo y la reflexión que se produzcan en el seno de la curia, precisa el anuncio eclesial.
Por último, el quinto grupo se encargará de financiar el trabajo que realice cada uno de los grupos anteriormente descritos, detalló el Vaticano.
La celebración más importante del cristianismo, se vio afectada por la crisis del coronavirus que impide la asistencia de los creyentes a los cultos y obligó al Papa Francisco a celebrar el Urbi et orbi del Domingo de Pascua en una Plaza de San Pedro desolada y lluviosa, cuando habitualmente está llena de feligreses y turistas, especialmente en días señalados para la Iglesia Católica.
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