El coronavirus acaba de llevarse al infierno a Edén Pastora Gómez (83), el legendario Comandante Cero, socialista valiente, que puso a Nicaragua en el mapamundi con la toma del Palacio Nacional de Managua -junto a Dora María Téllez y Hugo Torres- y que una noche hizo dar un respingo a Fidel Castro mientras charlaban en el Palacio de la Revolución de La Habana.
Mis padres me bautizaron Edén, pero asumo que tengo negado el Paraíso por esas cosas que dicen he hecho y por otras que yo sé que he hecho...
Castro había instruido a Manuel Piñeiro para que diera tratamiento especial a Edén Pastora por el alineamiento del Comandante Cero con el venezolano Carlos Andrés Pérez, el español Felipe González, el austriaco Bruno Kreisky y el sueco Olof Palme, varios de los políticos socialdemócratas más relevantes del siglo XX.
Pero Fidel Castro tenía la secreta esperanza de encontrar puntos de contactos con Pastora porque ambos compartían un dato biográfico, habían estudiado en colegios jesuitas, y el cubano necesitaba equilibrar la balanza dentro del sandinismo plural de la primera hora, donde Edén acumulaba mucho poder no solo por la gesta del Palacio Nacional de Managua, sino porque era uno de los fundadores, en 1966, de la Unión Nacional Opositora (UNO), que aglutinaba a los 5 partidos políticos opuestos al somocismo.
El Comandante Cero soportó estoicamente el monólogo del Comandante en Jefe acerca de cómo veía la Revolución sandinista y la importancia de la unidad entre los diferentes grupos que posibilitaron el derrocamiento de Anastasio Somoza, bajo los auspicios de James Carter, Carlos Andrés Pérez, Rodrigo Carazo y el propio Castro, en una alianza sin precedentes en la región.
Cuando Castro creyó que Pastora era proclive al mensaje clave, se incorporó en su silla y se acercó al Comandante Cero y tocándole una rodilla, un gesto Caribe, lo miró a los ojos y le dijo: Edén, no te alejes de los muchachos, que eres muy necesario en la lucha que vendrá.
Edén, que esperaba la maniobra, devolvió el cariñoso toque en la rodilla y respondió: Fidel, te prometo que no me alejaré mientras no acepten la presencia de tropas extranjeras en Nicaragua... nosotros no debemos cometer tu error de teenr que soportar tropas rusas y americanas en Cuba...
Castro dio un respingo, se paró y se alejó en busca de un trago y volvió a sentarse frente a Pastora, pero ambos sabían que ya todo estaba dicho. Nunca más se vieron porque el Comandante Cero fue de los primeros en romper con el orteguismo, sobrevivió milagrosamente a un atentado en Costa Rica, que fue organizado con asesoría castrista y combatió a Daniel Ortega, que ahora se apresta a organizar un oportunista funeral de estado, tras la última reconciliación entre ambos, y como hizo con el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal.
Edén Pastora era mucho más que el respingo de Fidel Castro y el fracaso de Piñeiro; padre de 22 hijos, empresario de carpintería y de cazadores de tiburón en el lago Managua; era un narrador que hablaba con toda la caja del cuerpo, manejaba la voz a su antojo y se acompañaba de las manos y de la sonrisa para contar la vida que pudo vivir.
Federico Lucendo Pombo, el más latinoamericano de los periodistas del norte de España, organizó en 1999 una visita de Edén Pastora a Santander, donde nos juntamos en La Bodeguca a comer y escuchar al Comandante Cero que me interrogó sobre los preparativos de España para el llamado Efecto 2000, el cambio de siglo y su impacto en la red informática del estado y el anunciado Euro, que llegaría dos años después.
Tito González Fernández y Calixto Alonso del Pozo completaban la tertulia con unos calamares, ensalada con trozos de bonito y unas merluzas que eran Ambrosía, aunque sin la magia de las aletas de tiburón de agua dulce que pescaba Pastora en ese lago volcánico de Managua.
Edén demostró su raza política y consiguió juntar -en una noche- a representantes de todos los partidos españoles y personalidades de la cultura, la universidad, la justicia y la comunicación cántabras para explicarles la tragedia de Nicaragua en manos de Ortega y dijo algo premonitorio: Daniel invalidó mi candidatura presidencial diciendo que nací en Costa Rica, donde se cuentan los billetes, en mano, de adentro hacia afuera; el no, Daniel los cuenta hacia dentro, como guardándoselos...
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