Dos mujeres se fueron a las manos este martes mientras hacían cola para comprar pollo en una tienda en el municipio Cerro, en La Habana.
“Fue porque se querían meter en la cola”, precisó a CiberCuba un testigo de los hechos, quien añadió que el incidente ocurrió sobre las 1:30 p.m., y “no había policías ahí”.
En las imágenes enviadas a nuestro medio se escucha una gritería y cómo rápidamente intervienen varios hombres para separar a las dos mujeres.
Aunque no se percibe claramente el momento del intercambio de golpes -porque queda oculto parcialmente por una columna-, se ve cómo un hombre aparta a una de la mujeres de la pelea y se la lleva lejos del lugar, en medio de las miradas expectantes de las otras personas de la cola.
Como viene siendo usual desde el inicio de la pandemia de coronavirus, distanciamiento social, ninguno, imposible en medio de una marea humana como esa, donde todos permanecen centrados en un mismo objetivo: comprar pollo.
“El pollo nunca alcanza. Hay que esperar hasta que saquen nuevamente para ir a hacer otra vez cola”, concluyó el testigo del lamentable incidente.
Es frecuente que las colas en Cuba estén matizadas por un rosario de discusiones, malas palabras y amargura que, en algunos casos lamentables como el reseñado, acaban de la peor manera.
A mediados de febrero, en medio de gritos, amenazas verbales y malas palabras, una mujer exigió que se respetara una cola para comprar jabón en la tienda La Isla de Cuba, sita en la calle Monte y Factoría, en las inmediaciones del habanero Parque de la Fraternidad.
“Es cuestión de estar en la cola y hacer la cola”, gritó entonces una mujer, en medio de frases como “aquí cualquiera le rompe la cabeza a cualquiera” y otras amenazas subidas de tono.
Recientemente, una periodista oficialista cubana llamó a fomentar en Cuba una cultura de las colas e incluso invitó a buscar su lado bueno.
"Lo que hay es que diferenciarlas de los molotes o aglomeraciones, bullangueros, insurrectos, indisciplinados. De lo que se trata es de curarlas y hacerlas a la manera en que nos pide todos los días el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez", concluía la periodista Elsa Ramos su utópica descripción de una cola en Cuba.
Las colas, viejas conocidas de los años más duros del llamado Periodo Especial, y de mucho antes, nunca se fueron del todo y han reverdecido en medio de la pandemia de coronavirus, la cual evidenció que confinamiento y comida en Cuba son polos opuestos de un mismo objetivo: la subsistencia.
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