La cubana Emma Gronlier Blanco se quejó de la mala calidad del picadillo de soya que venden en las bodegas de la Isla como parte de la cuota mensual de alimentos que asigna el Gobierno a las familias.
“El que se coma esto va a parar en el hospital, pero a la mayoría de los cubanos no les importa eso, pues no tienen más opciones. En Cuba no hay nada, estamos pasando tremenda hambre”, dijo la mujer en entrevista para Cubanet.
Gronlier Blanco, residente en el municipio Marianao, mostró el producto ante las cámaras, el cual muestra un color verdoso y, según el medio, tiene una fetidez insoportable.
“Con esto contábamos para comer hoy”, comenta Emma refiriéndose a que el picadillo era su opción para alimentar a la familia.
“Yo no puedo comerme esto, díganme a dónde tengo que ir con este picadillo (a quejarme) porque yo soy madre de una familia y tengo dos niñas chiquitas (que alimentar)”, agrega.
Cuba atraviesa desde hace décadas una crisis económica que se ha visto ahora agudizada por la pandemia del nuevo coronavirus.
En los últimos meses ha aumentado el desabastecimiento en los mercados y los controles contra los vendedores privados.
Los alimentos normados que vende el Estado mensualmente a los cubanos a través de la libreta de abastecimiento no alcanzan para cubrir las necesidades de la familia. Por si esto fuera poco, los productos son, en la mayoría de los casos, de muy mala calidad.
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