Largas colas en los mercados en dólares en La Habana: "Hay de todo en productos de aseo y de comida"

"Mi esposo me llamó estando dentro para que le dijera qué había y tuve que decirle lo que no había porque había de todo”, cuenta a CiberCuba una señora de la cola.

Tiendas en Cuba © CiberCuba
Tiendas en Cuba Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 4 años

Como supermercados de “afuera” catalogan los cubanos a las tiendas abiertas este lunes en la isla para la compra de alimentos y productos de aseo y de ferretería con tarjetas de MLC (Moneda Libremente Convertible), al igual que ya se venía haciendo con los electrodomésticos.

A las afueras de la tienda de la cadena Panamericana de Boyeros y Camagüey, una de los 14 establecimientos minoristas que venden bajo esa modalidad avalada por una cuenta bancaria en La Habana, una señora decía con euforia: “Mi esposo me llamó estando dentro para que le dijera qué había y tuve que decirle lo que no había porque había de todo”.


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En los estantes sobraban el champú y el acondicionador, el líquido para fregar, el puré de tomate, el papel sanitario, el aceite, los frijoles y los enlatados, productos muy demandados entre los cubanos en los últimos meses.

Tienda de Boyeros y Camagüey / Foto: CiberCuba

No obstante, la opción de cárnicos al momento de la inauguración era bastante pobre. Iba desde un económico picadillo de pavo hasta bandas de res impagables por la mayoría de los cubanos. En tanto, algunos se llevaban por cantidades el queso Gouda alemán, constantemente buscado por quienes tienen una cafetería o un restaurante cuyo funcionamiento depende en gran medida de esa materia prima que no pueden adquirir en ningún mercado mayorista.

Lo que más preocupaba a todos era que los precios de los productos en MLC fueran mayores que los de CUC (pesos convertibles) por lo que fue un alivio descubrir que las tarifas en las nuevas tiendas seguían igual de caras que antes. En otras palabras, no había cambiado el precio, sino el tipo de moneda que lo respaldaba.

Cola en la tienda de Boyeros y Camagüey / Foto: CiberCuba

De un día para otro, la vida de los cubanos volvió a girar en torno al dólar. No se habla de algo más en las calles porque se sabe que, a pesar de que el gobierno dijo lo contrario, en las tiendas en CUC -llamémosle las tradicionales-, no existirá (como hace ya rato no lo hace) un abastecimiento ni de cerca parecido al que exhibían hoy las de MLC.

Algo que no varía son las colas. Esa parte de la película se repite en los establecimientos que venden en MLC. Una vez lograda la proeza de tener una tarjeta con dólares, euros o sabrá Dios qué otra moneda, hay que llegar de madrugada si quieres que no se agote lo que te interesa o pagarle a alguien por que te saque un turno.

Muchos creyeron que las tiendas de MLC no amanecerían llenas, pero se equivocaban. Había carros, motos, todos entrando sin parar. El parqueo estaba “a full” o “pelota”, como preferían expresar algunos. Todo tipo de oficiales custodiaban el lugar. Vestidos de verde o azul, sentados en una patrulla o a pie, prohibiendo que la gente fotografiara lo que pasaba o que alguien entrara al lugar sin que le tocara.

Cola en la tienda de Boyeros y Camagüey / Foto: CiberCuba

Varios de los consumidores ni sabían que allí no se acepta el efectivo. No sabían que no se puede comprar con CUC y mucho menos con pesos cubanos (CUP). Desconocían que la economía nacional está con la soga al cuello y solo puede salvarla el dinero extranjero, mejor si es el dólar estadounidense, el mismo que las autoridades habían penalizado antes.

El agrado y la molestia podían medirse por igual. Algunos, lo menos, se iban rodando carritos repletos de jabas, elogiando lo bien surtida que estaba la tienda y agradeciendo que no estuviera limitada la cantidad de productos que uno podía comprar. Otros, los más, se iban con las manos vacías porque no tenían suficientes dólares en su tarjeta o porque la cola de 400 personas que tenían delante apenas caminaba.

La demora se debía a que, a la hora de cobrar, los cajeros se trababan con el sistema concebido para el pago por tarjetas nacionales e internacionales aceptadas en Cuba porque no están acostumbrados a utilizarlo. A pesar de que la corporación Cimex había afirmado que estaba asegurado todo lo necesario para el uso de tarjetas magnéticas en las cajas, las operaciones no están siendo tan óptimas como adelantaron que serían.

A la salida, uno le pedía a otro, que tenía tarjeta en MLC, que le comprara una tostadora de pan, y que él se lo pagaba en CUC, pero al de la tarjeta en MLC eso no le “cuadraba”. Y el otro, se quedaba con “ganas de llorar” porque eso estaba hecho para los que reciben remesas y no para los cubanos promedios, que no cobran más de unos 40 dólares mensuales. Tenía que mirar y no tocar. Había de todo (o por lo menos de bastante), pero solo en dólares y por tarjeta.

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