Vive en Santiago de Cuba. A diario hace cola en la panadería El Paraíso, de la Avenida Garzón. “De paraíso no tiene nada más que el nombre. Un súper detalle”. Y que conste que él cree en Dios y en el más allá y en todo lo que le rodea.
Estar todos los días, a la misma hora, en el mismo sitio, tiene su aquel. Por eso ya sabe quiénes son los revendedores del Paraíso. “Marcan hasta cinco veces para completar la cantidad deseada porque sólo nos dan cuatro panes por persona. Cada uno a 80 centavos (en peso cubano). A buen precio, aunque es una bolita de pan mal hecho porque le roban el aceite. Los dulces finos, no. Son a 3 pesos. Es un robo para los que vivimos de nuestro salario. Eso es caro para el nivel de la población”, se queja.
En muchos establecimientos particulares de Santiago y en el ‘mercado ideal’ El Marvi, que está cerca de El Paraíso, uno se puede comer el pan de esta panadería estatal, pero también comprar enlatados, helados, galletas, vinagre, sal... Él no lo ha comprobado, pero lo intuye. El Gobierno no contempla la venta mayorista para los pequeños comercios privados y a estos no les queda otra que hacer volar la imaginación. “De dónde van a sacar el pan si no se lo venden al por mayor?”
Este cubano nacido y criado en el comunismo, que viaja a Miami de vez en cuando y que habla sin querer o queriéndolo del período posterior al año 1959 como “después del triunfo de la Revolución”, está enfadado con la situación. Él sólo quiere 4 panes y tiene que hacer la cola del siglo porque con la escasez “llegan camiones cargados de personas de otras provincias, de Las Tunas, de Holguín que vienen a saquear el pan de Santiago. Ni siquiera para sus necesidades. Lo hacen para revender”.
“El Gobierno presume de orden y son ellos mismos los que estimulan el desorden. Todo es una mentira. La gente compra y revende y aparte está la gente que no alcanza. Hay trapicheo con todo. ¿Cómo crees tú que alguien pueda comprar por la calle un litro de aceite de girasol a 10 CUC? Eso lo hacen los bandidos que compran 5 y 6 veces y después revenden? Los que no tienen dinero, imagínate con qué cocinan. Ya no hay manteca de cerdo. Eso es de cuando eras niña”.
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