Aun no han transcurrido ni 48 horas de la entrada en funcionamiento del nuevo sistema comercial del gobierno cubano para vender en dólares y otras divisas extranjeras, en unas cuarenta tiendas, alimentos, artículos de aseo y limpieza que estaban ausentes de las tiendas estatales en CUC y CUP; y ya Cuba siente las primera marejadas peligrosas.
El primer efecto ha sido, lógicamente, la percepción de pérdida de valor del CUC y del CUP frente al dólar, más acusada en los cubanos sin acceso a las divisas, pero también preocupante para quien tiene sus ahorros en CUC; gracias a la generosidad de su familia en el extranjero, principalmente.
La desconfianza en la moneda tienen consecuencias muy negativas en el comportamiento de los agentes económicos y genera incertidumbre sobre el futuro.
¿Qué harán los tenedores de stocks informales de CUC ante la pérdida de valor de esta moneda? O en su caso, ¿de qué modo podrán conseguir dólares o euros los cubanos que tienen una gran cantidad de CUP?
Todo esto ha disparado la actividad en el mercado informal de cambios de divisas, ante la incapacidad de las CADECAS estatales para atender las urgencias del momento, y cabe esperar por ello, que las autoridades incrementen la vigilancia y represión contra los cambistas privador, lo que puede perjudicar a los ciudadanos que precisan de sus servicios.
En todo caso, las monedas van a observar cómo se descomponen sus relaciones. El dólar se apreciará y como consecuencia de ello, el CUC y el CUP irán a la baja. Malo para el segundo, que verá trastocada su relación con el dólar. Al primero, hay que darlo por muerto. La unificación monetaria va a costar sangre, sudor y lágrimas de cubanos, si finalmente se consigue.
El segundo efecto perverso tiene que ver con la constatación por parte de los miles de cubanos que han entrado en las 42 tiendas en estas primeras horas, y han descubierto que la abundancia de mercancía en Cuba es posible.
Y además de productos procedentes de diversos países del mundo, incluido los Estados Unidos, lo que ha llevado a muchos a preguntarse por el embargo o el bloqueo; cuestionamiento que crecerá en la medida en que el resto de tiendas, hasta llegar a 72 abran sus puertas.
Esta imagen de tiendas repletas de productos, que se ha filtrado por las fotografías hechas con los móviles y colgadas en Instagram o enviadas a los familiares en el extranjero, choca con las desvencijadas bodegas estatales y con las tiendas que siguen vendiendo en CUP y en CUC; que carecen de lo básico y que venían mostrando un aspecto de abandono y miseria desde hace meses.
En ese sentido, los comentarios a las familias que envían las remesas van todos en la misma línea, por fin vamos a poder comprar comida y limpiar la casa sin problemas. Manden lo que puedan. Suponiendo que las remesas no se reducirán, a pesar de las dificultades del momento.
Pero tampoco debemos echar las estanterías al vuelo porque una mirada detenida a las tiendas, permite apreciar cantidad, pero poca variedad y precios inalcanzables para la mayoría de las familias cubanas. Dos libras de carne a 15.75 dólares, equivale a casi 475 pesos cubanos, salario que muchos no ganan.
El tercer efecto perverso de este proceso es la influencia en la actividad de los bancos. Son muchos los cubanos que acuden en masa a las oficinas para abrir las cuentas en dólares y obtener las tarjetas que permiten después comprar en las 72 tiendas en MLC.
Pero aquí viene otro problema. Al parecer los bancos, acostumbrados a una tranquilidad pasmosa en sus niveles de prestación de servicios, se encuentran desbordados por la afluencia de clientes que, temerosos por un eventual desabastecimiento, quieren disponer de las tarjetas ya mismo para poder comprar. Y según informan desde la isla, parece que hay dificultades con el suministro de plástico para fabricar tanta tarjeta como se pide.
El cuarto efecto tiene que ver con el clima de pánico que se ha desatado sobre un eventual agotamiento de productos en los lineales de las tiendas. El cubano sabe, por experiencia, que cuando la demanda aumenta la oferta no reacciona, desaparece y luego se vacían los establecimientos.
Este es el modelo comercial de las tiendas estatales. Por eso, ante la avalancha de consumidores mucha gente piensa que en estas tiendas en MLC puede acabar ocurriendo lo mismo, sobre todo pensando en productos fabricados en Cuba que suelen ser los que atraviesan por etapas de desaparición.
Muchos clientes salen de los establecimientos con dudas sobre si la semana entrante, cuando regresen, podrán encontrar los mismos productos. El acaparamiento está perseguido, porque las autoridades no quieren que tengan lugar procesos de reventa y prácticas similares que beneficien a los que tienen dólares y luego ganan dinero vendiendo en CUP. Todo es muy confuso.
En todo caso, en estas primeras 48 horas de funcionamiento de las 72 tiendas hay miles de cubanos que están viendo cómo les resulta imposible acceder a los productos que se venden en las mismas, porque ni tienen acceso a la MLC ni pueden siquiera plantearse dicho objetivo. El acceso al dólar o al euro va a condicionar las desigualdades sociales en Cuba y ya existe un cierto sentimiento de frustración que no ha hecho más que empezar.
El responsable es el gobierno, con la introducción de este sistema comercial que, si bien a corto plazo puede darle importantes beneficios, a medio y largo va a abrir las brechas del malestar social y generar condiciones para las protestas ciudadanas.
Las circunstancias del momento, la escasez de divisas (como dijo el ministro de Economía, desde hace 4 meses no entran turistas) o la crisis interna provocada por la pandemia, han llevado al gobierno a implementar medidas parciales que no dan una solución a los problemas globales de la economía.
Conviene recordar, en este punto, que la CEPAL ha anticipado un derrumbe del PIB en Cuba de nada más y nada menos que del -8% para este 2020. La caída puede ser incluso mayor.
Paliar situaciones de crisis interna y externa con instrumentos parciales para drenar divisas y centralizarlas en el estado, no es solución adecuada para la gestión de la economía, por mucho que lo digan (que no lo dicen) los llamados “Lineamientos” o el Plan de desarrollo 2030.
Nada de lo que se está haciendo está incluido en los documentos programáticos comunistas. Tampoco es malo que sea así, pero en política económica siempre hay una elección entre medios y finales. Y en esto, tampoco está nada claro lo que se está haciendo. Esperar y ver.
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