El historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler, falleció en la mañana de este viernes a los 77 años, luego de una larga batalla contra el cáncer.
Una nota publicada en el diario Granma precisa que las cenizas de Eusebio Leal serán conservadas en el Capitolio de La Habana, donde recibirá el homenaje de los cubanos una vez que se dé por controlada la pandemia de coronavirus.
Doctor en Ciencias Históricas y Maestro en Ciencias Arqueológicas, Eusebio Leal se distinguió a lo largo de varias décadas por la dirección de las obras de restauración del Casco Histórico de La Habana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982.
Como director del Museo de la Ciudad y de la Oficina del Historiador, Leal Spengler desempeñó un papel clave en la preservación de los valores arquitectónicos de La Habana, con importantes obras a su cargo, como la restauración del Palacio de los Capitanes Generales, en La Habana Vieja.
Eusebio Leal intervino, además, en la recuperación de museos, plazas, parques, antiguas edificaciones en ruinas y en los últimos años se ocupó de las tareas de restauración del Capitolio habanero.
La cooperación internacional financió algunas de esas obras, entre ellas la restauración del convento de San Francisco de Asís y la creación de la escuela taller de restauradores "Gaspar Melchor de Jovellanos". Esta última punto de partida de muchas de las recuperaciones que consiguió La Habana Vieja bajo el mando de Eusebio Leal.
A la pregunta "¿Nunca se cansó de trabajar por La Habana?" -en entrevista concedida a la UNESCO a finales de 2019- Eusebio Leal fue categórico en su respuesta: "Es cierto que todo me ha llevado siempre a La Habana. Han sido realmente muchos años de trabajo y de empeño. No me arrepiento. Si hubiera otra vida que esta que conocemos aquí abajo, mi alma vagará eternamente por La Habana. Ha sido el mejor de mis amores, la mejor de mis pasiones, el mayor de mis desafíos. Realmente no sé por qué siempre vuelvo misteriosamente a ella, en la luz y en el silencio, en la vida y en el sueño".
En los últimos años, Leal recibió una gran cantidad de reconocimientos nacionales e internacionales por su labor en la preservación de la capital cubana. Sin embargo, en sucesivas apariciones, tanto en Cuba como en el extranjero, al historiador de La Habana se le veía cada vez más deteriorado físicamente, debido a la agresiva enfermedad que lo aquejaba.
Una historia de superación y de amor por La Habana
Eusebio Leal Spengler nació en La Habana el 11 de septiembre de 1942. De formación autodidacta, a los 16 años comenzó a trabajar en el gobierno municipal donde alcanzó el nivel de sexto grado.
Pronto fue acogido por el historiador Emilio Roig Leushenring y orientado en su vocación por la Historia. En 1959 comenzó a trabajar en la Administración Metropolitana de La Habana, y en 1967 fue designado Director del Museo de la Ciudad de La Habana, sucediendo en el cargo justamente a Roig Leushenring.
Sin haber obtenido oficialmente un mayor nivel escolar -y luego de una preparación que realizó de manera autodidacta- presentó exámenes de suficiencia académica en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, lo que le permitió acceder en 1974 a ese centro de altos estudios para cursar la Licenciatura en Historia, carrera que concluyó en 1979.
En la década del 70, Leal asumió las obras de restauración de la Casa de Gobierno, antiguo Palacio de los Capitanes Generales y Casa Capitular, que concluyeron en 1979.
En 1981 fue le fueron encargadas las inversiones de las obras de restauración aprobadas por el Gobierno de la Ciudad en mayo de ese año.
Unos años después, en abril de 1986, le fue asignada también la responsabilidad de las obras en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, y más tarde las del Castillo de los Tres Reyes de El Morro.
A lo largo de toda la difícil década del 90, Eusebio Leal se mantuvo en su voluntad de intentar sacar adelante La Habana Vieja.
En 1993, en pleno Período Especial y contraviniendo una política económica marcada por la centralización de los recursos, el Gobierno cubano otorgó facultades -se puede decir que "excepcionales"- a la Oficina del Historiador para crear y explotar fuentes económicas propias y destinar los ingresos a financiar el plan de restauración, interrumpido por las agónicas carencias de esos años.
Nació así Habaguanex S.A., cuyas principales fuentes de ingreso en 2016 acabarían siendo absorbidas por el Grupo de Administración Empresarial (GAESA), perteneciente a las FAR, en un movimiento que no pocos calificaron de estocada maestra a Eusebio Leal.
Erudito, gran orador, de un hablar pausado y de elevado registro, Eusebio Leal se ganó el aprecio de los cubanos no solo desde sus obras por la preservación de La Habana, sino también desde el espacio televisivo Andar La Habana, que sirvió de fuente de conocimiento y de amor por la ciudad a varias generaciones de cubanos.
Leal fue reconocido como Doctor Honoris Causa por varias universidades de América Latina y Europa. Era Presidente de Honor de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), y miembro Correspondiente de la Real Academia Española de la Historia y de la The Society Smithsonian, de Estados Unidos.
Era miembro de la Academia Cubana de la Lengua y en octubre de 2019 fue reconocido como miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias.
Durante décadas, Eusebio Leal manifestó lealtad al régimen cubano. Era miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, y nunca disimuló su devoción por Fidel Castro.
"Aunque fue siempre cercano a Fidel Castro, a quien declaraba públicamente su admiración, en muchas ocasiones se destacó como una voz crítica e inusual dentro de la nomenclatura del gobierno", resalta este viernes la BBC, que subraya que tras su admisión en 1991 al Comité Central, Eusebio Leal "se hizo conocido por realizar cuestionamientos con un verbo florido contra algunas de las medidas más controvertidas del régimen".
Algunos remontan al 2012 el momento en que el poder de Eusebio Leal comenzó a ser limitado, tras unos escándalos de corrupción en empresas que pertenecían a la Oficina del Historiador.
En los últimos años, Eusebio Leal fue apagándose, especialmente tras el inicio de su enfermedad, con apariciones en las que se le veía cada vez más cansado.
En junio de este año, tras un rumor que aseguraba su fallecimiento, la Oficina del Historiador de la Ciudad desmintió la noticia. "Eusebio Leal Spengler está bien vivo, en su casa, cumpliendo el aislamiento social porque tenemos el deber de cuidarlo y protegerlo mucho. Solo sale excepcionalmente como lo hizo para rendirle honores a su amiga Rosita Fornés", escribió en Facebook la directora de comunicación de la institución, la periodista Magda Resik.
Después de un tiempo ausente de la vida pública, Leal reapareció en junio el funeral de la vedette Rosita Fornés en el Teatro Martí de La Habana.
Antes del funeral de Rosita, el historiador La Habana asistió en febrero a una ceremonia en la que recibió recibir el Doctorado Honoris Causa de la Pontificia Universidad Lateranense en la sede de la Nunciatura Apostólica de La Habana.
Previamente, en noviembre de 2019, Leal recorrió las calles del centro histórico de La Habana Vieja con los reyes de España, Felipe VI y Letizia Ortiz, con quienes visitó El Templete, el Palacio de los Capitanes Generales y otros lugares de interés de la ciudad. Al final del recorrido, recibió la Gran Cruz de Carlos III, otorgada por el Rey de España.
También en noviembre, en uno de los actos conmemorativos del 500 aniversario de la fundación de La Habana, celebrado en el Castillo de Atarés, Eusebio Leal tuvo que pronunciar su discurso sentado en una silla, porque se encontraba fatigado.
"Perdónenme que haya tenido que estar un poco sentado, porque estoy un poco fatigado; pero la fatiga no es el resultado de lo que no ha podido vencerme, ni derrotarme, es que vengo caminando hace mucho tiempo, hace muchas décadas, hace muchos siglos", dijo al inicio de su intervención, que resultó especialmente conmovedora para quienes veían acercarse un inevitable final.
“Yo no aspiro a nada, no aspiro ni siquiera a eso que llaman la posteridad; yo no aspiro a nada, yo solo aspiro a haber sido útil. Y le pido perdón a todos aquellos que, a lo largo de la vida, en la búsqueda necesaria de lo que creí mi verdad, pude haber ofendido; y a mis propios errores que cometí con la pasión juvenil en que todo hombre y todo pueblo busca sus propios caminos”, declaró Eusebio Leal en una de sus últimas entrevistas, en octubre de 2019.
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