El gobernante venezolano Nicolás Maduro aseguró que sería el primero en ponerse la vacuna rusa contra el coronavirus, conocida por el nombre de Sputnik V, tan pronto llegara al país sudamericano.
Durante una trasmisión de la televisión gubernamental, Maduro celebró que la primera vacuna registrada para contrarrestar la COVID-19 fuese creada por Rusia y que este fuera el primer país del mundo en llevar a cabo dentro de poco una vacunación masiva, si bien esta decisión ha estado en el centro de la polémica, siendo cuestionada por expertos nacionales e internacionales.
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“Llegará el momento en que nos vacunemos todos. El primero que se va a vacunar soy yo. Me voy a poner la vacuna para dar el ejemplo. Y después iremos vacunando al personal sanitario, a las personas mayores, a las que tienen algún padecimiento”, expuso.
“Todo eso lo estamos trabajando. Muchas cosas las trabajamos con cautela. Muchas veces en secreto, porque Estados Unidos nos persigue, el gobierno de Donald Trump nos persigue hasta en eso. Si vamos a comprar medicinas, nos persiguen, llaman a la empresa y le dicen que no le vendan la vacuna a Venezuela”, comentó.
Asimismo, dijo que el régimen estaba “buscando caminos” al trabajar “muy seriamente” en el tema de la vacuna, articulado con especialistas de Rusia, China y La India.
Días atrás, el propio presidente de Rusia, Vladimir Putin, declaró que había probado la vacuna de su país contra el nuevo coronavirus en una de sus hijas, con afectaciones de poca trascendencia. Putin dijo que su hija había tenido una fiebre de 38 grados el día de la primera inyección, pero que, al siguiente, bajó a 37 grados. Luego aseguró que, tras la segunda dosis, volvió a tener una leve subida de la temperatura, pero eso fue todo.
Sputnik V es la primera vacuna contra el nuevo coronavirus en ser registrada, pero las sospechas de que la aprobación de la misma se ha saltado protocolos internacionales, han puesto en duda no solo su efectividad de cara a la pandemia, sino las consecuencias que pudiera tener en la salud de quienes la reciban.
Recientemente se conoció que el profesor Alexander Chuchalin, uno de los principales médicos neumólogos de Rusia, renunció al consejo de ética del Ministerio de Salud de ese país, debido a lo que él consideró “graves violaciones” respecto de la Sputnik V, elaborada por el Centro de Microbiología y Epidemiología Gamaleya, con sede en Moscú.
El especialista señaló que es vital conocer “el efecto de la vacuna a más largo plazo”, y agregó que existe “una serie de sustancias biológicas que no se manifiestan de inmediato, sino solo después de uno o dos años”.
Para él, “los criterios de seguridad para una vacuna también deben ser a largo plazo y esto se hace evidente solo con una observación a largo plazo, al menos dos años”.
De igual modo, el profesor ruso Alexander Chepurnov dijo que “existe el peligro” de “aumentar la enfermedad con un diseño incorrecto de la vacuna”. “Se necesita tiempo... Los anticuerpos son diferentes. En algunas situaciones, y para el coronavirus, esto ya se sabe, la infección se intensifica con algunos anticuerpos. Debería saberse qué anticuerpos produce la vacuna”, advirtió Chepurnov.
El Gobierno de Rusia ya había anunciado que la primera tanda de su vacuna contra el COVID-19 estará lista dentro de dos semanas para inmunizar, como prioridad, al personal sanitario de ese país.
Pero también en la comunidad de galenos parece existir desconfianza sobre el producto de Gamaleya. Una encuesta a 3040 doctores y especialistas de salud rusos, citada por el diario RBC, mostró que un 52% no está dispuesto a ser vacunado, mientras que el 24,5% indicó que estaría de acuerdo en recibir la vacuna, mientras que solo una quinta parte de los encuestados dijo que recomendaría probarla a sus pacientes, colegas o amigos.
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