El presidente Donald Trump aceptó este jueves su nominación para un segundo mandato en la Casa Blanca con un prolongado discurso que no perdió oportunidad para atacar a su rival demócrata Joe Biden y presentarlo como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos.
"Nadie estará seguro en los Estados Unidos de Biden", dijo Trump al clausurar la Convención Nacional Republicana desde los jardines de la mansión presidencial en Washington. "Joe Biden no es el salvador del alma de Estados Unidos: es el destructor de los empleos americanos, y si se le da la oportunidad, será el destructor de la grandeza americana".
La intervención del mandatario terminó poco antes de la medianoche en medio de un espectáculo de fuegos artificiales y canciones operáticas del tenor Christopher Macchio desde un balcón de la Casa Blanca, que por primera vez en la historia acogió una ceremonia de aceptación.
Trump mencionó 42 veces el nombre de Biden con punzantes diatribas en un discurso ampliamente aplaudido por los 2000 asistentes que se congregaron en la explanada, rompiendo las reglas de distanciamiento social y sin mascarillas protectoras por el coronavirus.
El feroz ataque contra Biden marcó las pautas de lo que será la contienda por la presidencia, a solo 65 días de unas elecciones que el mandatario calificó de "las más importantes en la historia de Estados Unidos".
"En los últimos cuatro años nos hemos dedicado a corregir los errores cometidos por Joe Biden durante 47 años", manifestó aludiendo a la carrera política del candidato demócrata como senador y vicepresidente.
Apelando a la polarización, Trump presentó a Biden como un candidato débil, que estará sometido a la voluntad de la extrema izquierda del Partido Demócrata, y advirtió que el futuro de los estadounidenses será caótico si él no es reelegido.
"Nunca antes los votantes han enfrentado una elección más clara entre dos partidos, dos visiones, dos filosofías o dos agendas. Esta elección decidirá si salvamos el sueño americano o si permitimos que una agenda socialista derribe nuestro preciado destino", afirmó.
No hubo muchos argumentos nuevos en el discurso, sino más bien reiteraciones de su política económica afectada por la pandemia y su estrategia exterior contra China e Irán, y la promesa de que "en un nuevo período como presidente, volveremos a construir la mayor economía de la historia, regresando rápidamente al pleno empleo, elevando los ingresos y la prosperidad a un nivel récord".
Sin embargo, no hizo ninguna alusión a Cuba o Venezuela, ni al escenario político de América Latina.
Trump señaló que en la Convención Demócrata de la pasada semana Biden y sus partidarios atacaron repetidamente a Estados Unidos como una tierra de injusticia económica y social.
"Así que esta noche, les hago una pregunta muy simple: ¿cómo puede el Partido Demócrata pedir liderar nuestro país cuando pasa tanto tiempo derribando nuestro país?", se cuestionó. "Nuestro país no fue construido por la cultura de la cancelación".
El discurso no perdió nunca la senda de los contrastes radicales, una estrategia que el presidente parece decidido a mantener para consolidar su base conservadora y ganar adeptos entre los votantes indecisos, esgrimiendo la amenaza del socialismo y la inseguridad de los vecindarios y las calles, bajo el asedio de saqueadores y anarquistas.
"Mientras sea presidente, defenderé el derecho absoluto de cada ciudadano americano a vivir en seguridad, dignidad y paz... El Partido Republicano seguirá siendo la voz de los héroes patriotas que mantienen a América a salvo", dijo.
Trump atacó además por el flanco del financiamiento a los departamento de policía, tema que forma parte de un enconado debate en el país tras los disturbios generados por la muerte del afroamericano George Floyd y el movimiento Black Lives Matter desde finales del pasado mayo.
"Si se le da el poder a Joe Biden, la izquierda radical desfinanciará a los departamentos de policía y aprobarán una legislación federal para reducir la aplicación de la ley en todo el país... Nadie estará seguro en Estados Unidos con Biden", añadió.
Después del discurso de Trump, Biden escribió en Twitter que los disturbios ocurrieron durante la etapa del actual presidente.
"Recuerden: cada ejemplo de violencia que Donald Trump denuncia ha ocurrido durante su mandato. Bajo su liderazgo. Durante su presidencia", manifestó Biden.
El otro tema irreemplazable para Trump fue la pandemia del coronavirus en momentos en que los contagiados se acercan a 6 millones de estadounidenses y las muertes superan las 180.000. Los demócratas insisten en que el presidente restó inicialmente importancia a la gravedad de la crisis y luego falló el defender la protección del pueblo estadounidense.
El presidente dijo anoche que Estados Unidos "lanzó la mayor movilización nacional desde la Segunda Guerra Mundial" y produjo el mayor suministro de ventiladores del mundo, y predijo que "tendremos una vacuna segura y efectiva este año, y juntos aplastaremos el virus".
Antes del discurso, su hija Ivanka Trump, lo había presentado como un hombre golpeado por la crisis del coronavirus, a quien ve sufrir cada vez que recibe los reportes estadísticos de los fallecidos.
"La pena, el dolor y la ansiedad durante este tiempo es sentida por todos", dijo Ivanka. "He estado con mi padre y he visto el dolor en sus ojos cuando recibe actualizaciones sobre las vidas robadas por esta plaga".
Ivanka dijo que su padre rechaza "la cínica noción de que los mayores logros de este país han quedado atrás".
En las afueras de la Casa Blanca, cientos de manifestantes se pronunciaron contra el presidente con tambores, consignas y hasta una guillotina plantada. Los sonidos de la protesta llegaron en ocasiones a los jardines de la Casa Blanca.
Al término del evento, el senador Ron Paul denunció que tuvo que recibir protección policial cuando varios manifestantes lo agredieron violentamente a la salida de la Casa Blanca.
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