El gobierno cubano decidió fomentar la producción de una especie de pez de agua dulce no autóctono, con el fin de introducirlo como opción alimentaria, en un escenario marcado por la peor escasez de alimentos de los últimos años.
Se trata del paiche, el segundo pez de agua dulce más grande del mundo y que es originario de la cuenca del Amazonas, en América del Sur.
Un reportaje de la televisión estatal en la estación de alevinaje de La Sierpe, en Sancti Spíritus, reveló que se están haciendo estudios para lograr una dieta que posibilite la alimentación del animal y su adaptación al medio.
Según explicó Pedro Placencia Sosa, director de la instalación, hasta el momento han logrado producir ejemplares de hasta dos kilogramos.
“Estamos tratando de desarrollar estos para establecer bancos reproductores para reproducirlos y cebarlos aquí en la estación de forma intensiva”, detalló.
La introducción de esta especie, potencialmente invasora, llegó a Cuba en 1980 procedente de Perú con 15 ejemplares que se destinaron a la presa Higuanojo, también en la provincia espirituana, donde supuestamente tenían todas las condiciones idóneas de seguridad y sin comunicación con otro embalse.
Sin embargo, un reporte del diario oficialista Granma de 2007 describe el avistamiento de ejemplares de esa especie tan grandes que provocaron asombro y temor en pescadores y vecinos de las inmediaciones de la presa Zaza, que lo denominaron ‘tiburón de agua dulce’.
El entonces director provincial de la Acuicultura, Alfredo Capó, explicó que al parecer el paiche habría llegado a la Zaza a través de uno de sus afluentes, el río Tuinucú, donde alivia el embalse Manaquita, en el que se habían echado varios ejemplares años atrás.
La ausencia de una flota pesquera cubana “ayuda” a intensificar la escasez de alimentos en la isla, cuyos habitantes no tienen acceso en su dieta ni a pescados ni a mariscos, pese a estar rodeados de agua por todas partes.
Por ello, el gobierno acude a estos experimentos que, en lugar de ofrecer soluciones, podrían convertirse en un problema mayor, al menos desde el punto de vista medioambiental. Así sucedió con la introducción improvisada e irresponsable de la claria, otra especie acuática invasora que llegó en 1990 desde Asia, y ha actuado como un verdadero depredador para la fauna local.
Precisamente en la estación de La Sierpe se están acondicionando varias hectáreas para aumentar las capacidades productivas de alevines para el cultivo intensivo de la claria.
Este animal, prácticamente desconocido en la mesa del cubano hasta hace unos años, es actualmente muy demandado, dada la ausencia de otras opciones más apetitosas o simplemente más comunes.
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