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Cuando faltan menos de 48 horas para que comiencen oficialmente las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el candidato demócrata, Joe Biden, sigue mostrando ventaja sobre el presidente Donald Trump en la mayoría de los estados decisivos para ganar la contienda.
Según los últimos sondeos, incluido el último de The New York Times y Siena College, el exvicepresidente demócrata está por delante de Trump en Wisconsin y Pensilvania, así como en los estados de Florida y Arizona. Su mayor ventaja es en Wisconsin, donde adelanta a Trump por 11 puntos: 52 por ciento contra 41 por ciento.
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Por lo visto, los demócratas se han ganado el apoyo de los votantes que no participaron en las elecciones de 2016 y que ahora parecen estar asistiendo en gran número para votar de manera adelantada o por correo.
Hasta el mediodía de este sábado, más de 90 millones de estadounidenses ya habían emitido sus votos, según el Proyecto Electoral de Estados Unidos.
Sin embargo, con respecto a las cifras de la semana pasada, la ventaja de Biden sobre Trump se ha reducido, mientras los expertos creen que el republicano no lo tiene todo perdido.
Aunque la ventaja en el voto popular de Biden parece amplia (una diferencia de 8,6 puntos según el portal Fivethirtyeight.com; 7,8 según RealClearPolitics y 6,8% según 270towin.com), no hay el mismo consenso a la hora de evaluar el impacto de esa ventaja en cada estado, que será lo que decidirá el resultado final.
Como en 2016, los sondeos también podrían volver a equivocarse, aunque muchas de las firmas más prestigiosas han corregido varias de las fallas estadísticas de la campaña anterior. En cualquier caso, si aciertan, no hay manera de que Trump pueda superar una diferencia de 6 o más puntos de ventaja en el voto popular. Si el republicano finalmente gana, habría que replantearse todo el papel de estos instrumentos de opinión.
Ahora mismo, los sondeos muestran algo parecido a un empate técnico en estados como Iowa, Georgia, Carolina del Norte, Florida y Ohio. Dentro de ese empate estadístico, hay variaciones importantes: no es lo mismo que la ventaja de Biden sea de 3,2 puntos en Florida (como asegura 270towin) o que sea de 1,2 (como muestra RealClearPolitics).
La lista de estados donde Trump está obligado a ganar incluye Ohio, Georgia, Florida, Carolina del Norte, Arizona y Pensilvania. Con victorias en esos seis, podría prescindir de Iowa. Si pierde uno de esos seis, surgen escenarios menos factibles que involucran necesariamente a Michigan, Minnesota o Wisconsin, donde la ventaja de Biden parece más amplia.
Si Biden gana en Wisconsin, sus opciones de ser presidente suben hasta 19 de 20, según el modelo estadístico de FiveThirtyEight. Pero si Trump sorprende y se lleva ese Estado, pasaría a ser el favorito con cinco opciones de seis de ganar. Algo parecido sucede con Pensilvania, Michigan, Minnesota o Nevada.
En caso de que las encuestas se confirmen, Biden podría tener amplia ventaja y los resultados podrían darse a conocer muy pronto.
También es teóricamente posible que Trump vuelva a dar la vuelta a prácticamente todas las encuestas en todos los estados clave y confirme su leve ventaja en Ohio y Texas, donde lidera por muy poco. En ese caso, el mejor de todos los posibles para los republicanos, Iowa sería prescindible.
Otros caminos posibles aunque difíciles para una victoria republicana: Trump necesita Florida, asegurarse la victoria donde ahora lleva la delantera -Texas, Iowa, Ohio- e imponerse en territorios disputados, como Georgia y Carolina del Norte. Si consigue todo eso, podría repetir el camino de 2016 y ganar algunos Estados del cinturón industrial (Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota) o sorprender en el oeste (Arizona, Nevada, Nuevo México, Colorado).
No parece muy probable, y tanto los expertos como las casas de apuestas así lo han registrado.
El modelo predictivo de Nate Silver, que valoró en torno al 28% de posibilidades a Trump antes de las elecciones de 2016 -un porcentaje muy superior al del resto de modelos- no le da este año al líder republicano más de un 10%.
Hasta ahora, Trump ha mantenido el voto conservador en zonas rurales y el de los votantes blancos que no asistieron a la universidad. En Florida, donde la ventaja de Biden se ha ido reduciendo, el presidente parece haber mejorado un poco su posición entre los votantes hispanos durante los últimos cuatro años, pero ha perdido un poco entre los blancos con educación universitaria.
Sin embargo, en términos más generales, Trump se enfrenta a demasiados estratos a nivel nacional: las mujeres, las personas de color, los votantes en las ciudades y los suburbios, los jóvenes, las personas mayores y, quizás lo más significativo, los nuevos votantes. Muchos votantes que no participaron en las elecciones del 2016, pero que ya votaron esta vez o planean hacerlo, ahora apoyan a Biden por amplios márgenes. Ese grupo incluye tanto a votantes poco frecuentes como a jóvenes que aún no eran elegibles para votar hace cuatro años.
En medio de ese panorama complejo, el presidente ha seguido insinuando dudas sobre la integridad de las elecciones. Este sábado, durante su mitin en Pensilvania, dijo a sus partidarios que la nación podría estar esperando semanas para saber el ganador y que podrían suceder “cosas muy malas” a medida que se cuenten las boletas en los días posteriores a las elecciones.
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