El general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja y el Partido Comunista de Cuba (PCC) han dejado solo al presidente Miguel Díaz-Canel frente a la crisis San Isidro, abandono que se refleja en el bajo perfil asumido por el primer ministro, que no apareció por la tángana del Parque Trillo, y el silencio de Machado Ventura y otros miembros del buró político ante los acontecimientos que han sacudido La Habana en los últimos días.
El bloque militar que controla el sector exterior de la economía cubana, a través de GAESA, y defiende una negociación a fondo con Estados Unidos para salvarse política y económicamente y el grupo ortodoxo del PCC, liderado por Machado Ventura, han tomado prudencial distancia y han dejado solo al presidente ante el peligro.
Un vistazo al Twitter del Primer ministro de Cuba refleja una solo mención, el 29 de noviembre, a la huelga de hambre: "Los de San Isidro, ignoran que nuestro pueblo no se deja engañar y conoce que la unidad, es la que nos conducirá a un futuro próspero, con dignidad, soberanía y decoro".
Más claro, agua: apela a la unidad para conseguir un futuro próspero, elogia la sabiduría del pueblo y tilda de ignorantes a los huelguistas de hambre; e inmediatamente, reproduce un tweet del presidente Díaz-Canel, más duro y que vincula la huelga y la protesta de artistas e intelectuales a Estados Unidos, pese a que ambos episodios cogieron igual de desprevenidos a la Washington y La Habana.
El Palacio de la Revolución carece de herramientas adecuadas para leer la Cuba que masculla dolor y hartazgo; como demostró Luis Manuel Alcántara contando que la huelga de hambre fue provocada por la decisión del Gobierno de cortarles la llegada de alimentos y el agua potable a quienes "susurraban" poemas para exigir la liberación del rapero Denis Solís.
El Twitter de Marrero Cruz refleja visitas de trabajo a Matanzas e Isla de Pinos y remembranzas históricas del desembarco del Granma y un tributo al fallecido ministro del Interior, vicealmirante Julio César Gandarilla Valdés; y brilló por su ausencia en la perreta del Parque de Trillo que -como no satisfizo las expectativas de participación- ha obligado al tardocastrismo a desplegar una artillería reactiva mediática, acusando a diestra y siniestra usando sus fantasmas habituales: CIA, financiamiento extranjero y redes sociales, que usan torpemente, como prolongación de la decadente prensa anticubana que paga la casta verde oliva y enguayaberada.
El vicepresidente Salvador Valdés Mesa también ha hecho mutis por el foro y se fue a Camagüey y Holguín en una gira de ciencia ficción, como las que emprendía Raúl Castro Ruz, cuando su hermano y jefe, lo regañaba; esta vez, el asunto abordado a pie de fincas aptas para el Noticiero Nacional de Televisión, fue la soberanía alimentaria, que no es soberana ni alimenta.
En paralelo, José Ramón Machado Ventura, capataz del PCC, estaba entretenido con los burócratas de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) debatiendo las virtudes de la malanga amarilla, las clarias proteicas, los daños por lluvias ciclónicas y la pertinaz sequía.
Los ministros cubanos tampoco se han puesto belicosos con San Isidro, excepto el flamante titular de Interior, Álvarez Casas, que anda ocupado en el muerde y huye contra Luis Manuel Otero Alcántara e Iliana Hernández y tratando de que el relajo sea con orden, aunque tendrá que acometer los relevos pertinentes en varios departamentos de la Contrainteligencia, que se ha visto superada por los acontecimientos espontáneos y apolíticos de artistas, intelectuales y huelguistas de hambre.
El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez está más solo en este trance que Robinson Crusoe porque sus compañeros y adversarios internos, como Marrero Cruz, están posicionándose de cara a la jubilación de Raúl Castro Ruz y la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca que devolverá los cruceros cargados de turistas yumas repartiendo generosas propinas en dólares a Casablanca y otros puertos cubanos ávidos del vil metal para salvar la revolución y el socialismo.
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