Heidi Stirrup, una asistente de alto rango que Donald Trump designó como su enlace en el Departamento de Justicia (DOJ), fue expulsada del edificio federal después de intentar ejercer presiones sobre los funcionarios de esa dependencia para que entreguen información sensible relacionada con la investigación interna del presunto fraude electoral en Estados Unidos.
Según un reporte exclusivo de la agencia Associated Press (AP), Stirrup está acusada de acercarse a los funcionarios del DOJ exigiéndoles que le den información sobre las investigaciones en curso, tanto de las eleciones presidenciales como de otros asuntos de particular interés para la Casa Blanca. Tres fuentes de las instancias federales confirmaron la información bajo condición de anonimato.
Stirrup es una estrecha colaboradora del principal asesor de Trump, Stephen Miller, y se instaló sigilosamente como enlace de la Casa Blanca en el DOJ hace unos meses. Se le considera una figura clave en la implementación de las políticas de inmigración de línea dura que promueve la administración.
Con una abultada trayectoria como lobista y asistente congresional, fue fichada por la actual administración en enero de 2017, y ha servido desde entonces como directora interina de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados y como enlace adjunto de la Casa Blanca en el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
De acuerdo con las fuentes citadas por AP, a Stirrup se le dijo que abandonara el edificio de la agencia después de que los altos funcionarios de Justicia se enteraran de sus esfuerzos por recopilar información privilegiada sobre los casos en curso, con énfasis en la pesquisa del presunto fraude electoral.
La noticia emerge apenas un día después de que el Fiscal General y Secretario del DOJ, William Barr, revelara públicamente que las investigaciones realizadas hasta el momento no han arrojado pruebas de fraude electoral que pudieran cambiar el resultado de la contienda presidencial del 3 de noviembre.
"Hasta la fecha, no hemos visto un fraude a una escala que pudiera haber afectado un resultado diferente en la elección", dijo Barr.
Las declaraciones de Barr se contradicen de plano con las afirmaciones de Trump, quien en las últimas semanas ha arreciado sus afirmaciones de que ganó la elección presidencial y fue víctima de un fraude masivo, aunque no ha aportado pruebas sobre las denuncias.
Poco después de las declaraciones de Barr, el presidente difundió en las redes sociales un discurso grabado de 46 minutos, en el cual insistió en las alegaciones de fraude y aseveró que si se demuestran las fallas del proceso electoral, Joe Biden no debe ser el presidente de la nación.
Este jueves, Trump lanzó otro dardo contra Barr, diciendo que el DOJ "no ha buscado mucho" y que estaba decepcionado por ello.
Interrogado sobre si confía aún en Barr, el presidente respondió: "Pregúntame eso dentro de unas semanas… Deberían estar mirando todo este fraude. Esto no es civil. Esto es un asunto criminal. Esto es muy malo, un asunto criminal”.
Las implicaciones de la presunta gestión indebida de Stirrup en el DOJ añade otra piedra de escándalo sobre la administración, que también está sometida a una investigación federal por supuestos manejos turbios en el otorgamiento de perdones presidenciales a cambio de sobornos.
Stirrup también habría extendido ofertas de trabajo a aliados políticos para puestos en algunos de los niveles más altos del DOJ sin consultar a ningún funcionario superior de esa dependencia ni al Consejero de la Casa Blanca.
También intentó interferir en el proceso de contratación de personal de carrera en esa dependencia, una violación de las políticas de recursos humanos del gobierno, según las fuentes citadas.
La administración Trump se ha esforzado en colocar enlaces que informen directamente a la Casa Blanca en lugar de reportar a las agencias donde trabajan, lo que ha generado preocupaciones sobre la posibilidad de que estuvieran socavando no solo el rol de los profesionales de carrera sino también de los propios nombramientos políticos de Trump.
Poco después de las elecciones, la oficina de personal presidencial instruyó a los enlaces para que despidieran a cualquier persona nombrada políticamente que buscara trabajo mientras Trump se negaba a aceptar los resultados de las elecciones. Miles de nombramientos políticos en todo el gobierno verán sus puestos de trabajo terminar el próximo 20 de enero, fecha de la inauguración presidencial de Joe Biden.
La oficina de personal de la Casa Blanca está dirigida por el exasistente personal de Trump, John McEntee, quien tiene como prioridad de su misión librar a la administración de aquellos funcionarios considerados "desleales" al presidente.
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