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Con solo 15 días de adelanto, las autoridades comunistas de Cuba han anunciado el comienzo de la llamada Tarea ordenamiento, el proceso que tiene como objetivo unificar las dos monedas en circulación en la isla y fijar un tipo de cambio para la que quede como moneda de curso legal, el peso cubano. No hay aplazamiento posible, ni tampoco dudas al respecto. La situación de la economía cubana no da para más.
La incógnita se despejó en un breve comunicado oficial trasmitido por todos los medios de la prensa oficial castrista y con la participación de Raúl Castro, a ratos aburrido, y Díaz-Canel, encargado de llevar la voz cantante.
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En fin, el próximo día 1 de enero el CUC comenzará su cuenta atrás, y tendrá un período de seis meses para ser cambiado por la población a 1 por 24 CUP, como hasta ahora, y la novedad es que el peso cubano tendrá un tipo de cambio con el dólar de 1 por 24, similar al que tiene actualmente el peso convertible para el conjunto de la población.
Se ignora de qué laboratorio marxista o social comunista puede haber surgido un cálculo como este para el tipo de cambio del CUP con el dólar, que, en cualquier caso, desmiente con ferocidad lo dicho por Murillo en la Mesa Redonda en que anunció que estaba Cuba ante una devaluación “alta” según sus palabras.
Pues bien, la “altura” está por ver, y la decisión final, como ocurre en el castrismo desde hace 61 años, ha sido dejar las cosas lo más parecido posible a como ya estaban, de forma que los cubanos tendrán que cambiar los dólares por pesos a 1 por 24, como si se tratase de CUC (asumiendo la equivalencia entre el peso y el CUC, que obviamente ni existía ni existe) y acostumbrarse a que el billete verde será cambiado en las agencias oficiales a ese tipo que desconcierta a muchos, incluido Murillo, ¿o tal vez es que mintió? Lo que no deja de ser lamentable.
En cualquier caso, los principales beneficiados de este nuevo tipo de cambio serán las empresas estatales, que experimentarán los efectos de una intensa devaluación, teniendo en cuenta que hasta ahora en sus cuentas se establecía una absurda equivalencia entre el dólar, el CUC y el CUP. Todo esto desaparece, y las autoridades han diseñado un tipo de cambio a la medida del sector empresarial.
La decisión trata de corregir las graves deficiencias del sistema empresarial, pero existen dudas de que beneficie a los cubanos, en general. Hay mucho de “salto de fe” en la decisión final de las autoridades, para la relación entre el CUP y el dólar, en cierto modo, es una declaración inicial de que este tipo de cambio no va a durar mucho tiempo. Sin duda, habrá que ver qué dice el mercado informal de cambios al conocerse esta medida.
En el comunicado informativo de las autoridades ha quedado clara la apuesta por las empresas, y el escaso interés en beneficiar a la población con el tipo de cambio del CUP “el ordenamiento monetario también crea las condiciones para que el sistema empresarial pueda reaccionar positivamente incrementando los beneficios para todos sus trabajadores y para la sociedad”.
Esta ha sido la prioridad de la decisión: dar oxígeno al sector empresarial estatal para que exporte y reduzca las importaciones, pero ya se verá realmente si estos movimientos tienen lugar con una devaluación como la aplicada, que ya estaba descontada por muchos. En realidad, una vez más, el interés colectivo de los cubanos ha pasado a un segundo plano. Enderezar el rumbo de este proceso con medidas intervencionistas y de control económico social comunista es un grave error.
Los cubanos a partir de ahora tendrán que aplicar al CUP con el dólar el mismo cambio que tenía la moneda que desaparece, el CUC. En cierto modo, la devaluación del CUC promovida por las autoridades a lo largo de los últimos meses tenía como objetivo situarlo al mismo nivel real que el CUP, pero subsisten dudas de que ello sea así.
Díaz-Canel afirmó en el comunicado que la Tarea ordenamiento “no está exenta de riesgos”, y justificó este argumento por el endurecimiento del bloqueo y porque la economía cubana no atraviesa su mejor momento, dentro de un contexto mundial que no resulta favorable. El dirigente comunista reconoció que la amenaza de la inflación está a la vuelta de la esquina como consecuencia de las limitaciones de oferta que existen en la economía cubana, pero sigue sin anunciar medidas para “destrabar” la economía y aumentar los niveles de producción. Lo que sí dijo es que se incrementarán las medidas represivas contra lo que denominó “precios abusivos y especulativos” sin indicar qué se entiende por ello. Hay que esperar lo peor.
Las autoridades han declarado en el comunicado, “como siempre, seremos receptivos a los criterios de la población. Están creadas las condiciones que permiten asegurar que nadie quedará desamparado y que en Cuba socialista no se emplearán terapias de choque contra el pueblo”, tal vez porque se temen lo peor, y no lo quieren reconocer. Diaz-Canel debe saber que el desamparo puede venir como consecuencia de fijar un tipo de cambio del CUP con el dólar que no va a beneficiar, por ejemplo, a los receptores de remesas, e incluso al gasto de extranjeros que puedan visitar el país en los restaurantes privados.
Por último, el dirigente comunista reconoció que la Tarea ordenamiento “no constituye la solución mágica a todos los problemas de la economía”. Hace bien de mostrar esta prudencia. Previsiblemente, esto no acaba aquí. Lo más probable es que los cubanos verán devaluaciones del tipo de cambio en los próximos meses, porque sostener con el estado actual de los fundamentales de la economía un tipo de cambio con el dólar de 1 por 24 pesos, es irreal, y no se sostiene desde ninguna perspectiva económica racional.
A modo de resumen, las autoridades han jugado sus cartas apostando por mantener un statu quo artificial para el CUP que solamente podrá beneficiar a las empresas, pero no al conjunto de la población. Por ello, es previsible que no vaya a durar mucho tiempo. Lo más recomendable en estos casos es esperar a qué dicen los mercados informales, que serán los que reflejen realmente la cotización del peso cubano con el resto de divisas. Dentro de 15 días, la pregunta que habrá que plantear será ¿realmente un dólar equivale a 24 CUP?
Con esta decisión, Raúl Castro y Díaz-Canel unen definitivamente sus destinos, al implementar un proceso del que se viene hablando mucho desde el verano, pero que se anunció en una fecha lejana en el tiempo, como 2011. A partir de ahora, el 1 de enero será una fecha para celebrar mucho más que el “triunfo de la revolución”. No cabe duda que es el último “regalo envenenado” de Raúl a su hermano. A partir de ahora, el 1 de enero será el triunfo de la “Tarea ordenamiento”, o quizás, no habrá que esperar mucho, para ver si realmente se convierte en un fracaso más.
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