La joven profesora Anamely Ramos cargó contra la élite político-económica que se aferra al poder en Cuba, calificándoles de mafia sin ideología que impide la libertad y el progreso del país y sus ciudadanos.
“¿De quién somos víctimas? ¿De una familia? ¿De dos familias que son las que controlan este país?”, se preguntó Ramos en una conexión directa de Facebook en la que sopapeó al gobierno con un verbo lúcido y sereno, que dejó al descubierto las miserias de un régimen en descomposición.
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Con el ánimo de compartir sus impresiones e ideas surgidas durante el secuestro sufrido ayer martes a manos de la seguridad del estado, Ramos aprovechó para lanzar un llamamiento al compromiso de los cubanos con su realidad: “Quiero que sigamos trabajando para generar el cambio que necesitamos ya”.
“No sé quiénes son los que están arriba, pero sé que son poquísimos y son unos mafiosos sin ideología. Lo único que les interesa es el poder que han conseguido y que no van a abandonar. Para colmo Raúl sigue vivo, sirviendo de careta a todo esto”, expresó una indignada Anamely, que teme por la “debacle social” que se avecina con la unificación monetaria y la inflación que muchos pronostican aparecerá en la economía cubana dolarizada.
La profesora, que estuvo entre los huelguistas en la sede del Movimiento San Isidro, se preguntó: “¿Eso es el socialismo que queremos?”. Ante el cambio de rumbo de la dirigencia cubana, que ahora introduce a marcha forzada un paquete de medidas que muchos califican de neoliberal, Anamely manifiesta que “se están quitando la careta en tiempo record”.
“Quiero un país que genere empleo, oportunidades y riqueza para todo el pueblo, no solo para 4 personas”, reivindicó la profesora que fuera expulsada del Instituto Superior de Arte por sus ideas y su cercanía y colaboración en proyectos impulsados por el Movimiento San Isidro.
Refiriéndose al interés de los gobernantes por que nada cambie, Anamely los describe como “la misma familia asquerosa que gobierna este país hace 62 años”. Es esa cúpula mafiosa la que no está interesada en diálogos, en negociar, en reconocer la legitimidad de los jóvenes que protestan y en mantener la opacidad sobre sus actividades y negocios. “¿Qué control tenemos sobre nuestra economía?”, se preguntó Anamely. “¿Cómo exigimos que eso suceda?”.
Estas preguntas y otras que compartió en su directa de Facebook le vinieron a la cabeza mientras el vehículo donde la tenían retenida ayer martes daba vueltas por las calles del barrio de Miramar, en el municipio Playa de la capital. Viendo los hoteles y los locales privados que crecieron en la zona en los últimos tiempos, Anamely se preguntó en manos de quién están verdaderamente esos negocios, adónde retornan los beneficios de actividades comerciales que se desarrollan en sitios públicos y aprovechando los recursos naturales del país, la mayoría de los cuales están en manos de los militares.
“Los policías son nuestros represores, pero yo no los puedo ver como el enemigo”, admitió la joven intelectual cubana, demostrando una grandeza de espíritu capaz de perdonar todos los arrestos y atropellos sufridos a mano de la policía política del régimen. En ese sentido, compartió la conversación de los dos policías que le llevaban en la patrulla, uno de los cuales había gastado el salario de tres meses celebrando una ocasión especial en uno de los locales frente al cual pasaron en su ronda intimidatoria.
La pobreza que se extiende, la incertidumbre que crece, el miedo de los ciudadanos que ahora se ven completamente desamparados, con salarios que no alcanzan, precios que se disparan y largas colas por el desabastecimiento; todo ello fue descrito con emoción por Anamely.
“Yo no puedo irme de Cuba y dejar a mi familia aquí en esas condiciones. A esa misma familia que lo que quiere es que yo salga corriendo de aquí”, manifestó conmovida la profesora que se mostró decidida a seguir reclamando sus derechos.
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