Abraham Jiménez en The Washington Post: "Después de 62 años, Cuba es una nación fallida"

"Vivimos en un país donde el gobierno lleva sentado en el poder 62 años y es capaz de pasar por encima de sus leyes, de su constitución, para mantener su status quo", escribió Abraham.

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El periodista independiente cubano, Abraham Jiménez Enoa, publicó un artículo en el diario estadounidense The Washington Post en el que asegura que tras 62 años en el poder, la revolución ha convertido a Cuba en una nación fallida.

"Después de 62 años, Cuba es una nación fallida y ese es el verdadero saldo que queda cuando se mira atrás para pensar en lo que ha sido lo que el régimen eufemísticamente llama “la revolución”. Los barbudos que asaltaron el poder en 1959 decidieron perpetuarse en él y para ello engendraron el castrismo, una ideología fundamentalista que arrasó con todo lo que les molestó: homosexuales, religiosos, opositores, artistas, periodistas, en definitiva, gente libre", comenta.


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En su artículo titulado Las revoluciones no hacen llorar a las madres, Abraham se refiere al pesar que sufren muchas familias cubanas ante las campañas difamatorias y el aumento de las acciones represivas del Gobierno de Cuba contra los artistas, periodistas independientes, activistas y opositores.

Inicia su escrito rememorando un discurso pronunciado por Fidel Castro, el 8 de enero de 1959, en el que aseguraba que sería un criminal aquel que pusiera en peligro la tranquilidad y felicidad de las madres cubanas.

En este sentido se refirió a la angustia que sufren muchas madres en la isla, incluyendo a las de su familia, al ver en los medios de comunicación oficialistas, las campañas difamatorias que se impulsan contra decenas de jóvenes que disienten de las políticas del gobierno.

Jiménez destacó que la intención de la Seguridad del Estado es "desprestigiar a una naciente sociedad civil, que se ha empoderado desde la llegada de internet a la isla y que está pidiendo cambios a un gobierno que lleva más de seis décadas sin escuchar los reclamos de sus ciudadanos, y de este modo asestarle una especie de muerte cívica a las voces disconformes".

El joven periodista independiente recordó a sus lectores que en Cuba los medios de comunicación están subordinados al Partido Comunista, por lo que "si publican tu imagen bajo una construcción orwelliana en cualquiera de estos medios y si te hacen ver como un “mercenario”, como un “agente de la CIA”, como un “asalariado de un gobierno extranjero”, como un “desestabilizador del orden público”, significa que la mayoría de la nación te dará la espalda".

En este sentido, para él lo peor es que un juicio de ese tipo es el pretexto perfecto para abrir una causa legal e incriminar a personas que no han cometido ningún delito.

Jiménez Enoa rememoró “la primavera negra”, en el 2003, cuando fueron sentenciados 75 opositores, periodistas independientes y artistas, a penas de entre seis y 27 años de prisión, por el delito de "disentir de lo que promulga el régimen".

El periodista independiente se refirió en su artículo a la impunidad con que actúan los agentes de la Seguridad del Estado en Cuba y a cómo luego construyen materiales audiovisuales para transmitir por los medios oficialistas desacreditando a quienes se les enfrentan.

"Lo esencial de todo esto es que vivimos en un país donde el gobierno lleva sentado en el poder 62 años y es capaz de pasar por encima de sus leyes, de su constitución, para mantener su status quo y, por tanto, los ciudadanos estamos indefensos y vivimos expuestos a ser apresados en cualquier momento siendo inocentes", expresó.

Dedicó un espacio a comentar el caso del joven Luis Robles quien fue detenido por salir a la calle y manifestarse pacíficamente con un cartel en el Boulevard de San Rafael en La Habana, lo que en su criterio solo ratifica las palabras de Miguel Díaz-Canel: “La calle en Cuba es para los revolucionarios”.

El periodista cierra su texto recordando que "las revoluciones se distinguen por su regocijo y, obviamente, en ellas las madres no lloran por sus hijos".

Jiménez Enoa ha sido amenazado por la Seguridad del Estado por trabajos anteriores en The Washington Post, en el cual mantiene una columna fija mensual.

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