Al régimen comunista cubano no le basta con impedir el regreso a Cuba de los hermanos Omara y Ariel Ruiz Urquiola ni que sobre la Policía política pese la acusación de haber contagiado de VIH a Ariel. Ahora van también a por la madre de estos dos académicos, activistas y opositores a la dictadura. Tras el exilio forzoso de sus hijos, la señora, de cerca de 78 años, profesora de Biología jubilada, se hizo cargo de la finca que el menor de ellos tenía en usufructo en una zona rural de Pinar del Río y representantes del Ministerio de Agricultura acaban de comunicarle la extinción del contrato por un supuesto incumplimiento.
La madre de los Ruiz Urquiola ha hecho frente a huracanes y a las exigencias de la vida en el campo, en una pequeña parcela dedicada a la cría de ganado y a la recuperación de especies autóctonas hasta que el pasado día 18 de este mes de noviembre, representantes de la Delegacion de Agricultura en Viñales le entregaron un documento en el que le advierten de que van a extinguir el usufructo por incumplimiento de contrato al estar Ariel Ruiz Urquiola fuera de Cuba. Según le explicaron, él no ha renovado el usufructo.
Tanto Ariel como Omara Ruiz Urquiola han explicado en sus perfiles de Facebook que no pueden renovar el contrato porque el propio régimen no les permite regresar a Cuba. En el caso de Ariel, en 2020 no pudo renovar su pasaporte. Previendo que eso podía pasar, él hizo un poder notarial en La Habana, a favor de Omara y a ella tampoco le han permitido regresar todas las veces que lo ha intentado.
"Mi hermano está fuera porque no lo han dejado entrar. Ellos (la Delegación de Agricultura) constataron con Inmigración y Extranjería que mi hermano no ha entrado a Cuba. A mí no me mencionaron y yo tengo un poder notarial vigente sobre los animales y la casa. Ellos no pueden referir a mi hermano solamente. Ellos están ignorando que yo no he podido entrar porque el Minint e Inmigracion y Extranjería no me han dejado entrar. La finca no para de producir. Hemos hecho cuadras. La finca funciona. Ellos amenazan con derrumbar las cuadras que están construidas en nuestro espacio. Esta tierra era prácticamente baldía, Hemos hecho que esa tierra vuelva a la vida con el trabajo de mi madre, la dedicación, la entereza, de estos años. Ella solita, sin moverse de ahí porque tiene miedo, porque nos han matado animales. Ellos están tratando de castigarnos a través de los animales porque saben la relación afectiva que tenemos con ellos. El objetivo es cargar en un camión nuestros animales, ignorar que yo tengo también un poder sobre esos animales; que mi hermano y yo no entramos porque ellos no nos dejan y llevárselos a un matadero. La mayoría de las vacas están embarazadas; todos los animales están perfectamente saludables; la mayoría son muy jóvenes. La manera que ellos tienen de vengarse de nosotros es abusando de mi madre, que es una mujer mayor, una persona noble; una profesora de Biología jubilada, muy respetada, pacífica y la quieren matar. Es la manera que tienen de acabar con nosotros. No nos dejan entrar. Esto es sencillamente una venganza", explicó Omara Ruiz Urquiola en su muro de Facebook.
Ariel Ruiz Urquiola también desmontó detalladamente cada punto de la resolución 164/2024 de Agricultura en una directa en Facebook y acusó a los representantes de la delegación de Agricultura de Viñales, que amenazaron a su mamá con la extinción del contrato, de ser "violadores de derechos humanos y criminales de cuello blanco".
Él explica que solicitó el usufructo de tierras ociosas de cuarta y quinta categoría en Viñales, con suelos llenos de marabú y muy erosionados, en julio de 2015, pero el expediente no se empezó a evaluar hasta octubre de ese año. En enero del año siguiente, Ariel Ruiz Urquiola interpuso una queja ante la Delegación del Minagri (Ministerio de Agricultura) porque no le habían dado respuesta a su solicitud. Finalmente firmó el contrato de usufructo por cinco años con la empresa agroforestal La Palma, el 27 de mayo de 2016. También recibió un certificado que le autorizaba a ser criador de ejemplares raciales vacunos y equinos. Esto comprometía a las instituciones del régimen a venderle el semen necesario para reproducir los animales.
De esta forma, Ruiz Urquiola desmiente que el usufructo se diera en Cuba por 10 o 25 años. "Los usufructos han constituido un mecanismo del que se benefician los testaferros de la dictadura; campesinos políticamente correctos o personas naturales políticamente correctas, que en el momento que sea tienen que responder ante la Guardia Rural peor que como se hacía antes del 59", señaló.
Asimismo Ariel Ruiz Urquiola explica que la Policía política intentó parar su usufructo en cuanto él fue expulsado de la Universidad de La Habana y la Seguridad del Estado se dio cuenta de que no tenía intención de salir de Cuba a estudiar un doctorado en la universidad Humboldt, de Berlín.
"Como todo estaba legalmente hecho, correctamente hecho y bien fundamentado, no les quedó más remedio que usar al señor Jesús Pérez López, en aquel momento director de la empresa agroforestal de Viñales, para intentar rescindir el contrato por un supuesto incumplimiento, cuando en ese momento yo tenía prohibido hacer cualquier tipo de actividad en el usufructo", recordó Ruiz Urquiola.
Independientemente de esa prohibición, Ruiz Urquiola siguió trabajando la tierra porque él defiende que "en esta vida, cuando tú tienes un mínimo de dignidad, tú sabes diferenciar entre el abuso, el derecho y el miedo", dijo en una directa en Facebook.
Ariel Ruiz Urquiola avisa que ni él ni su hermana se van a quedar de brazos cruzados y que pese a las presiones, el régimen no ha logrado intimidar a su madre. Además, advierte de que ella saldrá de esa finca "con los pies por delante". "Ustedes están tratando de acabar con la vida de esta anciana única y exclusivamente porque no han logrado doblegar a sus hijos", concluyó.
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