Linh Giang Khanh, exdueña de Pan, uno de los perros que pertenecían al joven activista Javier Larrea Formoso y fueron envenenados el sábado, contó en redes sociales una emotiva historia sobre el paso del animal por la vida de varias personas.
Giang Khanh, estudiante vietnamita de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas (UCLV), en Villa Clara, recordó lo difícil de llegar a un país con una cultura tan diferente, conociendo poca gente y sin dominio del idioma español. En medio de todo eso, la mascota fue su compañía.
“Pan llegó a mi vida como un regalo, con apenas 2 meses. Lo llamé Pan porque tenía muchísimas arrugas y se parecía un baguette. Era un shar pei, una raza de pelea; a pesar de su naturaleza, era dócil, cariñoso y juguetón, era muy 'popular'”, comentó.
Según la joven, Pan participó en los festivales de artistas aficionados de la universidad y “a todos en la UCLV les encantaba jugar con él”. “Yo sé que él era especial no solo para mí, sino también para la gente que lo conoció”, aseguró.
“Tuvo una vida llena de aventuras, vivió escondido en la beca, sufrió dos mudanzas hasta que me fue imposible tenerlo porque el dueño de la casa no quería que viviera allí, y se lo entregué a mi amigo Javier Larrea”, detalló sobre la forma en que Pan llegó a las manos del activista.
“Anoche recibí una noticia muy triste que me partió el corazón: Pancito fue envenenado. No me puedo explicar quién pudo tener tanta maldad para matar una criatura inocente. No puedo creer que Pan se convirtiera en un instrumento de los inescrupulosos”, escribió.
Para la joven, Pan resultó una víctima de pugnas entre personas con diferentes criterios sobre los animales. “Los autores de este reprochable acto han matado a un ser indefenso, me pregunto: ¿La humanidad no ha avanzado lo suficiente? ¿en pleno siglo XXI no existen otras vías para solucionar las diferencias, que no sean la violencia y la intimidación?”, agregó.
“Con esto no solo afectan a Javier también causan mal a muchas personas que querían a Pan y sentimos su pérdida como uno más de la familia, espero que el arrepentimiento y la conciencia de ese o esos viles seres, les pese por el resto de su vida, el karma existe y algún día se los cobrará”, advirtió.
Al final de su publicación, la estudiante agradeció a Larrea “por haber dado una vida feliz a Pan”, y le expresó que no se encontraba solo en la lucha por la justicia.
En un desgarrador video compartido el sábado, Larrea denunció el penoso crimen en su casa de Santa Clara, provincia de Villa Clara. "¡En esta ciudad llevan días envenenando animales! ¡Tienen que pagar por esto, estoy cansado ya!", dijo el joven desconsolado.
Esta misma semana, las perras de los miembros del movimiento animalista y activistas de Santa Clara, Leidy Laura Hernández y Omar Mena, fueron envenenadas.
A pesar de manifestar el mismo cariño por todos los perros a los que había acogido, Larrea sentía un afecto especial por Pan. “Tú sabes cuánto yo he luchado por estos animales, para que vengan a hacer esto”, lamentó.
La voluntad del joven en la lucha por la protección de los animales en la isla, ha quedado demostrada en más de una ocasión. Con frecuencia denuncia y expone casos de maltrato animal en diferentes lugares del país en sus redes sociales, llegando a recibir varias amenazas por ello, según él mismo denunciara días antes de los acontecimientos.
Casualmente, luego del envenenamiento de los animales del activista, este domingo el portal oficialista Cubadebate publicó un artículo donde se indica que el país se encuentra “a las puertas del decreto ley de bienestar animal”, contemplando multas de hasta 7 000 pesos contra quienes practiquen alguna forma de abuso.
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