La administración de Joe Biden realiza una “revisión completa” de los informes de inteligencia y de otros departamentos federales para saber si han ocurrido “incidentes de salud inexplicables” o no denunciados previamente” en relación con el llamado “síndrome de La Habana”, afirmó una alta funcionaria de la Casa Blanca.
Después de que en los últimos meses docenas de funcionarios gubernamentales, dentro y fuera de Estados Unidos, hayan reportado síntomas similares a los presuntos “ataques sónicos” descritos primeramente en Cuba, la portavoz de la administración, Jen Psaki, indicó este viernes que la pesquisa busca abrir el foco de la investigación para identificar patrones en este misterioso fenómeno.
Es el primer reconocimiento de la Casa Blanca sobre recientes reportes de prensa respecto a afectaciones por incidentes sónicos de dos funcionarios gubernamentales en el área de Washington DC, así como otros dos empleados federales en Miami.
Según Psaki, no solo se está coordinando “una revisión completa de los informes de inteligencia para determinar si puede haber incidentes no denunciados previamente que se ajusten a un patrón”, sino que se trabaja “en estrecha colaboración” con otras agencias para “abordar incidentes de salud inexplicables” que probablemente “no se han reunido todos en un solo lugar”.
“Así es como puedes mirar a través del tablero y ver si hay patrones”, dijo la secretaria de prensa al responder acerca de las novedades en el tratamiento de esta cuestión por parte de la administración Biden.
Por supuesto, la vocera hizo notar que este “fenómeno” ha sido reportado durante al menos un lustro —en primer término, por diplomáticos destacados en la embajada de La Habana— sin que se hayan definido las causas, y que no puede “hablar de lo que hizo o no hizo la última administración”.
Recientemente, medios de prensa estadounidense han dedicado bastante espacio a la noticia de múltiples casos reportados, en territorio nacional y en el extranjero, durante los últimos 12 meses, que incluyen oficiales de la CIA, militares y funcionarios del gobierno en el área de Washington.
Psaki insistió en que “la salud y el bienestar de los servidores públicos estadounidenses es de máxima prioridad para la administración, y tomamos muy en serio los informes de nuestro personal sobre incidentes de salud anómalos”.
De manera que el objetivo es, dijo, “garantizar la seguridad de los estadounidenses que prestan servicios en todo el mundo”.
El “síndrome de La Habana”, reportado hasta por 26 diplomáticos norteamericanos en Cuba, contribuyó a que durante la administración Trump se elevaran otra vez las tensiones en el Estrecho de La Florida luego del deshielo bilateral implementado por Barack Obama y Raúl Castro.
De hecho, la embajada habanera —reinaugurada tras más de cinco décadas en agosto de 2015— quedó en sus mínimos en términos de personal y de actividad consular.
Este viernes, Psaki lo definió como “fenómenos sensoriales, como presión sonora o calor, concurrentes o seguidos de síntomas físicos, como vértigo repentino, náuseas y dolor de cabeza o cuello”.
Admitió la funcionaria que “en este momento, no conocemos la causa de estos incidentes, que son de naturaleza limitada y la gran mayoría de los cuales se han informado en el extranjero”.
Ello luego de que en los últimos años se hayan barajado varias teorías de diverso calado investigativo y científico: “ataques sónicos” de una potencia extranjera con complicidad de las autoridades cubanos, energía de microondas, grillos tropicales ultrasónicos o químicos utilizados en la fumigación contra mosquitos, etcétera.
“No tengo más detalles sobre los incidentes reportados”, aseguró Psaki, quien ofreció a la prensa “ver si hay un número más específico” de casos reportados que pueda ofrecer próximas declaraciones.
Actualmente, existe una presión creciente desde el Congreso para que la Casa Blanca acabe de resolver el misterio y proteger a diplomáticos, espías y funcionarios estadounidenses alrededor del mundo
En marzo pasado, el gobierno nombró a la embajadora Pamela Spratlen como asesora principal de alto nivel para indagar sobre los polémicos incidentes acústicos que afectaron a diplomáticos estadounidenses en Cuba.
El Departamento de Estado anunció oficialmente la designación de Spratlen al frente del Grupo de Respuesta a Incidentes Sanitarios, creado en mayo de 2018 paraocuparse del “síndrome de La Habana”; una instancia que también investiga los daños cerebrales y auditivos experimentados por funcionarios estadounidenses en sedes diplomáticas de China y Rusia.
Mediante un comunicado el secretario de Estado, Anthony Blinken, sostuvo: "La selección de la embajadora Spratlen nos ayudará a avanzar en la solución de este problema allí donde afecte al personal del Departamento y a sus familias.
“Ella agilizará nuestros esfuerzos de coordinación con la comunidad de nuestras agencias e instituciones”, dijo Blinken, “y reafirmará nuestro compromiso de asegurarnos de que los afectados reciban la atención y el tratamiento que necesitan".
Hace pocos días se reportó un nuevo caso del “síndrome” que habría afectado a dos empleados del gobierno federal en Miami.
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