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El abogado cubano Manuel Viera fue recientemente detenido por protestar en la cola de una tienda contra la venta de turnos. Horas después del incidente con el portero del establecimiento, fue detenido por la Policía y encerrado en una celda acusado de "desacato".
Su testimonio, que a continuación reproducimos, es desgarrador y habla de una Cuba "donde no se necesitan pruebas para detenerte sino que te detienen para buscar las pruebas que se necesitan" y donde el desacato se ha convertido en el "delito estrella" que sustituye y aplasta los derechos ciudadanos:
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"Testimonio del abogado cubano Manuel Viera:
Martes 4 de mayo de 2021, tienda de La Copa en Playa, La Habana.
En esa tienda curiosamente la cola se hace a más de una cuadra de la puerta y, mientras el pueblo se pudre esperando, la cola avanza apenas unas 10 personas por hora, otros aprovechan y se burlan de quienes humildemente buscan algo que comer.
El frente del lugar que es un enorme parqueo y no se utiliza "misteriosamente" para hacer la cola, sirve convenientemente para que se aglomeren decenas de personas con carritos de ruedas que van llenando de productos a lo largo del día, un excelente negocio para los revendedores y trabajadores involucrados en esa burla a quienes fuera de la vista se mantienen desde lo lejos esperanzados en comer un muslo de pollo!
Al comprobar personalmente que el empleado que recogía los carnets vendía turnos a 200 pesos me presenté en la puerta del establecimiento y dije "Si van a vender los turnos pongan un cartel para que los que estamos haciendo la cola a una cuadra de aquí nos enteremos y decidamos si queremos pagar o irnos!".
Me retiré del lugar y 30 minutos más tarde, cuando ya no me acordaba de lo sucedido y me había alejado de aquel lugar, me encontraba dentro de mi auto con mi mujer y mi niña cuando me interceptó un patrullero y me pidió que lo siguiera a la 5ta unidad.
Llegando al lugar, sin explicarme nada, me dicen que se me iba a acusar de cohecho por ofrecer dinero públicamente para entrar a una tienda, una hora más tarde, ya estando preso, me informaron que ya no sería por cohecho, que una mayor del MININT a la que nunca había visto o hablado me había denunciado por desacato.
Es hoy el desacato el "delito estrella" que sustituye derechos en Cuba.
Me metieron en un calabozo junto a otras 10 personas que entraban y salían constantemente bajo condiciones muy inhumanas. En un local sin ventanas, sin ventilación a unos 40 grados, lleno de mosquitos, prácticamente sin agua, el baño era un hoyo en el suelo que se desbordaba y la orina inundaba el piso del lugar, el mismo piso donde sin colchón debíamos "dormir".
Desde el primer momento declaré mi negativa a alimentarme, los 10 detenidos que fluctuaban constantemente debían beber agua de un mismo pomo de litro y medio que era rellenado por el guardia de turno, si este quería. De ese pomo en solo 3 días bebieron más de 30 personas. Fue una tortura bastante dura y llegué a convertirme en el abuelo pues ningún otro detenido pasó más de dos días en aquel horrendo lugar, yo pasé 60 horas interminables.
Parecía que una mano negra trataba de castigar una idea.
El jueves, sobre las 4 de la tarde me llevaron para instrucción penal y me explicaron que la demora en el calabozo de "clasificación" se debió a qué el fiscal rechazó varias veces el caso por falta de pruebas, sin embargo, con gran interés "alguien" había insistido varias veces para su aprobación hasta que se consiguió.
Mi nuevo calabozo era un local enorme donde co-habitaban unos 60 detenidos en celdas de 6 personas, la mayoría jóvenes acusados de tenencia y tráfico de drogas.
Llegando me encueraron, me pusieron a hacer cuclillas y me hicieron vestir un horrible y muy roto uniforme. Inmediatamente tiré mi colchón afuera y declaré que me encontraba "plantado" hacía tres días por mi injusta y arbitraria detención, me negué a comer y beber y no acepté asistencia médica para un insoportable dolor de riñones que me agobiaba hacía varios días, pues padezco de litiasis.
Una media hora después de mi llegada comenzó una especie de plantón o huelga de prisioneros y se hizo un escándalo enorme, se trataba de unos 14 jóvenes que llevaban en el lugar unos 40 días y reclamaban su traslado inmediato al Combinado del Este pues ya no soportaban más las inhumanas condiciones, y las lesiones de la sarna que nadie les había atendido comenzaban a resultar insoportables.
Los guardias amenazaron con golpearlos pero finalmente apareció un alto oficial que les aseguró que serían trasladados al día siguiente y lo lograron.
Mi nueva recámara era algo mejor que la anterior, el hoyo en el suelo a modo de inodoro no se desbordaba, sobre él tenía un tubo por dónde salía agua una hora al día, o sea, luego de tres días me pude bañar, contaba con una especie de sistema de ventilación que hacía circular un aire muy caliente y desagradable y además tenía una hermosa y suave cama de cemento.
El local no tenía iluminación y resultaba imposible saber si era de día o de noche. Allí dormí en el suelo en protesta y noté la preocupación que había por mi estado de salud y mi negativa a comer, constantemente venían mis verdugos a la puerta del calabozo a observarme. Cerca de 24 horas después me ofrecieron una multa de 1000 pesos a cambio de mi libertad.
En estricto apego a la religión que profeso, LA VERDAD, no todo fue oscuridad y trato inhumano. Destacar la amabilidad del instructor Erick Landy que me atendió en todo momento con gran profesionalismo y sobre todo destacar el humanismo de a quien en la 5ta unidad conocen como "el guffy" un delgado agente de quién solo podría decir que su buen trato y carácter hacia todo detenido, hizo palidecer el azul oscuro de su uniforme de policía.
Es Cuba un país donde no se necesitan pruebas para detenerte sino que te detienen para buscar las pruebas que se necesitan.
Es Cuba un lugar sui generis del mundo dónde la ley de procedimiento penal está diseñada para ir contra el derecho de libertad del ser humano y no para proteger el derecho de libertad del ser humano, posibilitando que se cometan fácilmente y de forma muy "legal" hechos como éstos.
Durante más de 80 horas pude meditar y darme cuenta que tengo más valor detrás de un teclado que en la cola de una tienda, que es más importante pelear por los derechos de todo un pueblo que reclamar un derecho individual.
Mi detención solo sirvió para reafirmar mi convicción de que los cubanos merecemos Una Cuba mejor!"
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