El pan, que en la gran mayoría de las casas en Cuba ayuda a paliar en algo la grave escasez de alimentos, también se ha vuelto un producto cada vez más difícil de conseguir.
Un reportaje de la televisión estatal revela que en las últimas semanas se ha agravado la falta del llamado pan liberado, además de que disminuyó la oferta de productos en los comercios de la Empresa Cubana del Pan.
Un recorrido del periodista Lázaro Manuel Alonso en el barrio de Lawton, en el municipio habanero de Diez de Octubre, mostró la inconformidad de los usuarios, quienes solo tienen derecho a comprar cuatro panes de ajo -muy pequeños- o un pan de molde, algo más grande.
"La demanda está por arriba de la oferta. El pueblo está exigiendo más pan y nosotros, con la cantidad de harina que estamos recibiendo, no somos capaces de garantizarlo", admitió Nieves de la Caridad Lebequer, directora adjunta de la Empresa.
La directiva explicó que ante la falta de materia prima, se estableció un límite de compra de pan por valor 20 pesos por persona.
Cuba necesitaría tres buques de trigo para satisfacer su demanda de harina, y desde hace meses solo recibe uno o dos al mes.
La culpa, según Maidel Linares, vicepresidenta primera grupo empresarial de la industria alimentaria, es del embargo estadounidense que complica los pagos a los proveedores.
La baja cobertura de harina llevó a las autoridades a eliminar el surtido de pan a numerosas entidades. Solo se priorizan la canasta familiar, las cárceles, los hospitales, las escuelas internas, los círculos infantiles y la Cadena Cubana del Pan.
Ante esta realidad, muchos usuarios acuden a panaderías no estatales, donde el precio ha subido a 200 pesos la bolsa, según información difundida la semana pasada en medios oficialistas.
El reportaje de Lázaro Manuel Alonso sacó a relucir otro problema: el del éxodo del personal calificado.
Según Yanet Lomba Estupiñán, directora técnica de la Empresa Cubana de Molinería, ha habido años en que entre 500 y 600 trabajadores han pedido la baja, de un total de 1,700.
"Esto atenta después contra el proceso productivo porque un molinero no se hace de la noche a la mañana, el molinero requiere un nivel de preparación, cursos que no se pueden dar en un mes, porque la experiencia operacional no se obtiene en ese momento, se obtiene después en el hacer", explicó.
Entre las causas de este fenómeno, Lomba reconoció que los sueldos son muy bajos.
"Los salarios transitan por los 3,000 pesos, como promedio mensual, sin utilidades", precisó.
La semana pasada, el portal Cubadebate realizó un recorrido por varias panaderías no estatales de La Habana, donde comprobó que el precio de la bolsa de pan y de los paquetes de galletas está entre 150 y 200 pesos.
Además, el citado medio conversó varios residentes que aseguraron que el pan normado no llega a todos, además de quejarse por la baja calidad.
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