El músico cubano Roberto Carcassés negó que él o su padre hayan firmado la reciente declaración de la oficialista Unión Nacional de Artistas y Escritores de Cuba (UNEAC), que niega la represión en la isla tras las más recientes protestas en el país contra la pésima gestión gubernamental ante el agravamiento de la crisis energética en el país.
“Ni yo ni mi papá hemos firmado esa carta”, aseguró el director del grupo Interactivo en respuesta a un usuario que lo cuestionó en su perfil de Facebook por aparecer el nombre de su papá entre los firmantes del reciente mensaje de la UNEAC que respalda al régimen.
Este lunes también más de un centenar de artistas e intelectuales respondieron al pronunciamiento de la UNEAC, en una declaración, enviada a la redacción de CiberCuba, en la que ilustraron la crisis actual de la economía cubana, la pésima gestión gubernamental y las violaciones de los derechos humanos en Cuba.
Asimismo, tilda de incoherentes a escritores, historiadores e investigadores por pretender enmascarar la violencia institucional que ellos mismos padecieron y por criminalizar las demandas del pueblo que un día defendieron.
En la última semana, también, el crítico de cine cubano, Juan Antonio García Borrero, expuso públicamente las razones de su negativa para firmar esta declaración de la UNEAC, tras considerar que el documento “posterga una vez más la hora de ese debate nacional que tanto necesitamos, un debate que nos ayude a entender la esencia de esta crisis que vive en la actualidad la nación”.
También, argumentó, que “aunque sea real lo que apunta el documento en lo circunstancial, se está dejando a un lado lo que a mi juicio resulta clave para comprender el porqué de las protestas ciudadanas, por ejemplo, y es la acumulación sistemática de no respuestas a los problemas que se han estado planteando durante décadas”.
Asimismo, dijo que “si bien es importante condenar ‘los discursos de odio, la difamación, las distorsiones de nuestra realidad’, pero eso debe abarcarlo todo, incluyendo a aquellas manifestaciones de neo-sectarismo que se vive en el país, ya sea en programas de televisión, radio, prensa escrita, redes sociales, o en la vida cotidiana de la gente, donde se corre el peligro de que el ‘bullying de Estado’ se convierta en toda una fuente de Derecho”.
Recordó, además, que lo que convierte en especial a los intelectuales “es la capacidad que tendrían para revelar las complejidades y contradicciones que se esconden detrás de todos esos discursos armónicos, que intentan legitimar los poderes políticos”.
“Por ello es tan importante que el intelectual (sobre todo el intelectual crítico), haga suya la sospecha, y no se conforme con repetir cómodamente lo que la opinión pública repite en uno u otro lado. Hay que discutir, desmontar, desmitificar, recuperar las voces silenciadas, darle la oportunidad de hablar a los que en su momento les dijeron que no hablaran porque podían ‘entregarles armas al enemigo’”, puntualizó el crítico de cine cubano.
Igual, detalló, que “ahora mismo en Cuba, por poner un ejemplo, tendríamos un gran problema: las autoridades y la Constitución dicen que hay derecho a protestar, pero en la práctica, eso no funciona. Y el peligro de que la violencia más irracional se desate en el momento menos pensado, está allí latente: ¿cómo resolvemos ese problema?”.
“Ese es el tipo de debate al que, como intelectual y parte de la ciudadanía cubana, me gustaría dedicarle todo el tiempo que demanden, proponiendo entre todos, soluciones concretas”, concluyó García Borrero en su publicación.
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