La Escuela Elemental de Arte Ñola Sahíg Saínz de Ciego de Ávila no tiene instrumentos suficientes ni locales para impartir la docencia.
Según trascendió en una nota del diario local Invasor, en la escuela los maestros no tienen más aulas para impartir clases a pesar de que ha crecido la matrícula del centro.
Muchos profesores deben ocupar otras áreas para reunir a sus alumnos, como el maestro de trompeta, que realiza sus clases sobre la cisterna, de acuerdo con el texto.
“Disponer de más locales dejó de ser una demanda importante frente a un deterioro constructivo que amenazó los valores patrimoniales del inmueble y la calidad del aprendizaje”, refirió el texto.
A pesar de que la comisión de Enseñanza Artística y Jóvenes Creadores, de la filial avileña de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) realizó un “inventario” de los problemas constructivos en abril y comenzó un proceso de reparación al cual se le ha invertido más de tres millones de pesos, todavía falta por reparar el tabloncillo de preparación física y construir más aulas.
“Las filtraciones en el área de los baños, el déficit de accesorios sanitarios e hidráulicos y la poca iluminación en las aulas y áreas exteriores, son tareas inconclusas que han impedido cerrar ciclos”, agregó el texto.
A los problemas constructivos y los proyectos necesarios para alojar a los alumnos -que incluyen la construcción de un segundo piso en los cubículos de piano- se suman otras dificultades para la enseñanza de la música.
El déficit de instrumento ha obligado a los alumnos a comprar el suyo, según trascendió en el diario local.
Tampoco se dispone de accesorios como cuerdas, llaves, boquillas y parches.
El estado de los instrumentos de percusión, además, es de tal degradación que que “dificulta reconocer los toques” y aprender a bailar con ellos en la clase de Técnica de Folclor Yoruba .
Para las especialidades de cuerda frotada (violín, viola, violonchelo, contrabajo) y pulsada (guitarra) no existen suficientes profesores ni conjuntos o formatos en la provincia “donde puedan emplearse los recién graduados, y viceversa”.
La situación ha llegado al punto de pasar cuatro o cinco períodos lectivos sin abrir nuevas matrículas en viola y violín.
A ello se le añade igualmente el dilema del empleo pues muchos graduados de estas escuelas terminan emigrando al no poder insertarse laboralmente en la provincia.
Incluso para esta etapa, explicó el texto, la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos afirmó que había un “exceso” de graduados por lo cual no se incorporarán alumnos egresados de esta especialidad.
“No tenemos formatos de cuerdas, tampoco una orquesta sinfónica ni de cámara, por eso, los estudiantes se gradúan y no regresan. Prefieren estar en Camagüey, Santa Clara o La Habana por las ofertas de trabajo. El cambio no lo veremos de un día a otro, pero sí es necesario trazar políticas y proyectar para cambiar”, opinó Lianet Hernández Fajardo, jefa de la Cátedra de Música.
Muchas escuelas cubanas permanecen en el abandono y ni siquiera cuentan con la infraestructura necesaria para albergar a sus estudiantes.
La desidia del gobierno ha llevado a que áreas como la música, el deporte o las artes en general enfrenten situaciones críticas que impiden su desarrollo.
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