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Apenas media hora le bastó a la selección de España para desarbolar a Costa Rica (score final de 7x0) y postularse como fuerte candidata a avanzar a la fase de octavos por una llave que se estrenó con el sorpresivo revés de Alemania ante Japón.
Luis Enrique montó el coro con cinco elementos del FC Barcelona, Rodri en el centro de la zaga como pareja de Aymeric Laporte y sin '9' natural, y apenas arrancaba el compromiso cuando ya Pedri entregaba dos pases de gol que malograron Dani Olmo y Marco Asensio.
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Poco después, los culpables se declararon inocentes. Esto es, Olmo marcó al minuto 11 el tanto 100 de España en la historia de las Copas del Mundo, y Asensio se redimió (m.21) aprovechando un centro “marca de la casa” de Jordi Alba.
Más tarde, al '29, una falta clarísima sobre el propio Alba se tradujo en penalty. Ferrán Torres engañó a Keylor Navas en el cobro y la goleada estaba en la pizarra.
Los españoles avanzaron siempre en un bloque compacto, rotaron posiciones en el frente de ataque, su dominio del juego posicional les permitió encontrar a muchos receptores con amplios espacios, y respetaron a pie juntillas la receta de la posesión, heredada de las glorias logradas con la Roja por Luis Aragonés y Vicente del Bosque.
Sobre este último detalle, baste decir que si su promedio de tenencia del balón en la fase de grupos de la clasificatoria europea fue de un alarmante 76 por ciento, en el duelo contra los ticos rebasó el 80.
El entrenador asturiano, quien asistió a tres Mundiales como jugador, explicó de este modo la idea de juego que rige en su escuadra: “Los jugadores que seleccioné no son para meter balones largos o defender replegados; son para tener el balón en campo contrario”. Y sentenció: “Si jugamos a balones largos, nos ganan muchas selecciones”.
Con esa premisa como bandera irrenunciable, España salió a cumplir el trámite del complemento. Las revoluciones habían bajado, por supuesto, pero la superioridad seguía siendo visible. Ferrán repitió la dosis al '54, los cambios empezaron a fluir en caravana, y Gavi puso la manita a la altura del '74. Con 18 años y 110 días, el mediocampista del Barça se convertía así en el tercer goleador más joven en las Copas del Mundo, solo por detrás de Pelé (17 años y 241 días) y el mexicano Manuel Rosas (18 años y 93 días).
La sexta diana fue obra del suplente Carlos Soler, justo al '90, y la última la hizo otro hombre que partió en el banquillo, Álvaro Morata ('90+2). El dato de MisterChip lo dice todo: España nunca había firmado siete goles en un partido de fase final de Eurocopa o Mundial. Y es más: según la misma fuente, el resultado clasifica entre los más abultados en estrenos mundialistas.
Al final, quedó la sensación de que la Roja hizo más un entrenamiento que un partido, y que su verdadero debut será el domingo ante Alemania. En cuanto al bando derrotado, es una pena: la generación dorada de Costa Rica (Keylor Navas, Celso Borges, Bryan Ruiz...) vive su último baile, y un grupo que llegó a cuartos de final hace ocho años no merece despedirse por la puerta de la vergüenza ahora. Ojalá que consiga levantar la moral en sus próximas salidas.
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